CAMAGÜEY.- Como cada 24 de junio en muchas cuadras los vecinos más entusiastas se visten de chefs de alta cocina para preparar el exquisito ajiaco y festejar el inicio del San Juan Camagüeyano. Ni la torrencial lluvia frenó, en algunos pocos, los deseos de mantener vivo el más autóctono de nuestros platos.

El surgimiento de este guiso popular se remonta a la iniciativa y no a la contribución gubernamental. Todo surgía cuando los jefes de las cuadras recolectaban el financiamiento sin exigir nada, no era necesario, todo el que pasaba echaba algo de dinero para el bien común de la gran familia (los vecinos).

Es inaceptable que en algunos CDR falte el impulso, esta fiesta pierda su esencia, y ya no sea de todos y para todos. La falta de motivación de algunos vecinos propicia que otros pierdan el interés. Lo cual crea un círculo vicioso en el que se afianza el pensamiento: “si tú no lo haces, yo tampoco”, predominante en nuestra sociedad.

Es cierto que la actual situación es difícil, pero ¿cuándo no fue difícil? La falta de interés ha menguado la gran fiesta que fue el ajiaco. Era el momento donde se reunían los vecinos que no se veían hace tiempo, aunque viviesen uno al lado del otro. Donde si el dominó faltaba no se pasaba igual. Donde muchos intentábamos hacer amigos y tirar uno que otro pasillito con la vecinita linda del barrio.

Duele ver que ya casi nadie hace el ajiaco, esos cuentos dan añoranza. A muchos les preocupa y temen que la pérdida de esta costumbre sea irreversible. Sin darnos cuenta nos estamos olvidando de nuestra historia. Es necesario que reflexionemos en el asunto, porque si el mundo entero identifica a nuestra provincia con el ajiaco, ¿cómo es posible que nosotros mismos olvidemos las herencias que ella nos deja?.

El empeño de los vecinos pone sabor a la fiesta. Foto: Tomada de radiocamaguey.wordpress.comEl empeño de los vecinos pone sabor a la fiesta. Foto: Tomada de radiocamaguey.wordpress.com