CAMAGÜEY.- El repicar de los tambores y el agitado movimiento que se percibe en las principales barriadas del centro histórico de Camagüey, evidencian que el San Juan Camagüeyano, festividad de cultura popular tradicional más antigua del país, sigue vigente.

De igual forma la población lo espera para disfrutar de unos carnavales que forman parte de su idiosincrasia, historia y tradiciones, siempre entre el  24 y el 29 del mes en curso, fechas originales de la tradición cristiana que enmarcan los días de los santos patronos San Juan y San Pedro, respectivamente.

Desde meses antes, los ensayos de las congas delatan en las noches que cada una de esas agrupaciones de carácter espontáneo y eminentemente popular, se aprestan a dar lo mejor de sí.

Esa actitud de entrega y amor a la sonoridad que por siglos se ha conservado y transmitido de generación en generación, es el vivo ejemplo de la abnegación y decisión de estar listos para cuando le toque a cada agrupación sus presentaciones delante del jurado y demostrar que sus coreografías y repicar de sus composiciones rítmicas son las mejores.

Las competencias siempre son reñidas, más aún cuando legendarios colectivos como Los Comandos, uno de los más antiguos, y que tiene origen en los cabildos de la otrora Villa Santa María del Puerto del Príncipe, le ponen al momento una sonoridad única por los instrumentos utilizados que armónicamente fusionan tambores, trompetas, sonajas- instrumento de madera en forma de cruz con chapas de botellas clavadas- y cencerros.

A esas congas se suman otras de renombre y que siempre poseen sus fieles seguidores que arrollan a su paso, como son La Farola, La Arrolladora, La Estrella, Los retoños, las que ofrecen una sonoridad única a los festejos, incluso una de ellas, Los Caribes, estuvo a cargo de Cristina Ramírez, única mujer directora de conga agramontina conocida hasta la fecha, y de la que se especula sea única también en toda Cuba.

Cada año, tras la Lectura del Bando el 24 de junio, costumbre que desde sus inicios marca las pautas del orden y el comportamiento a seguir durante los festejos, comienza el San Juan Camagüeyano —surgido cuando los ganaderos acudían a las ferias de ventas de reses, carnes saladas y pieles en esas mismas jornadas durante la época colonial—, el que a través de siglos de tradición, aunque con aires de modernidad,  ha permanecido para orgullo de lugareños y visitantes.