CAMAGÜEY.- Olga Portuondo Zúñiga, primera camagüeyana con el Premio Nacional de Historia, habla como si hubiera nacido en Santiago de Cuba, la tierra donde ha cultivado su admirable obra intelectual. Es un privilegio tenerla de vuelta por los temas que nos unen aunque sea desde la controversia.

Invitada a la Semana de la Cultura en esta ciudad, llegó a la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella luego de participar en la ceremonia de cancelación postal conmemorativa del aniversario 509 de la fundación de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

El bullicio en la calle Cisneros, que cruzó en su camino hasta la biblioteca desde el Parque Agramonte, sitio fundacional de la actual ciudad de Camagüey, debió recordarle a su amada Santiago, porque varias congas y comparsas esperaban la señal para salir como desfile inaugural de la Semana, toda una estampa carnavalesca comandada por el club de motociclistas del territorio.

Ya en la institución, Olga Portuondo Zúñiga dictó la conferencia Discurso de Ignacio Agramonte de 1862: una filosofía de la revolución embrionaria, y así abrió la sesión teórica del XXXIV Encuentro de Escritores, uno de los más importantes eventos del programa por la festividad asociada al nacimiento de la Villa.

Su exposición fue una clase magistral acerca del aprendizaje de El Mayor, a partir de los postulados de maestros identificados con el reformismo, como José Manuel Mestre, Nicolás Azcárate y Antonio Bachiller, y la interpretación y el ejercicio del criterio como forja de un pensamiento con un sentido propio de la justicia, la verdad y la libertad.

La historiadora enfocó el discurso ofrecido al claustro en febrero de 1862, a través del cual Agramonte señaló el tipo de administración centralizada de la metrópoli española que producía individualismo; tampoco estuvo a favor de la descentralización absoluta porque eso conduce al anarquismo.

El pensamiento de justicia demanda cambio cuando es amordazada, insistió la profesora con referencias a propuestas de quien devino héroe epónimo del Camagüey, y desde joven pensaba en gestionar garantías constitucionales para los cubanos y representación en el gobierno, entre otras demandas.

“Fue Ignacio Agramonte el discípulo con 21 años que puso la primera piedra de la imprescindible rebelión que consumará la soberanía”, concluyó Olga Portuondo Zúñiga, quien en la misma biblioteca conversará de la esclavitud en Puerto Príncipe, este viernes tres de febrero, desde las 9:00 a.m.