CAMAGÜEY.- Un desafío a todos los pronósticos pudiera ser el eslogan de Oasis, un proyecto que además de la alfarería y la orfebrería apuesta por la difusión de la cultura ambiental.

Como es habitual desde la primera edición de la Feria de Artesanía, los tuneros regresan a Camagüey para los festejos de la Villa. “Tenemos la experiencia de otros eventos como la Feria Internacional de Artesanía (FIART), en La Habana, o el Iberoarte, en Holguín, ambos de gran convocatoria, y aquí siempre se esmeran en la organización”, comenta Julio César Díaz Guerra en representación de Oasis.

Detrás de una mesa repleta de plantas y la conmoción que supone una feria poco habitual, Katia Infante Martínez, también de Oasis, se esmera en satisfacer con el bonsai “más lindo” a una cliente. Por el cuidado de la especie indagó la muchacha y las precisiones fueron claras. “Riego sistemático, pero hay que aprender a conocerlo. Lo fundamental es que las raíces siempre estén húmedas sin dejar que estas se pudran por tanta agua. ¿Estás complacida?”, inquirió Katia por el ejemplar que acababa de entregarle. Y ella asintió, y en la sonrisa se le descubrió el goce.

No obstante, los cactus son sus “consentidos”, haciendo honor al símbolo de la provincia, explica Julio César. Más de 200 especies trajeron a Camagüey porque “ustedes son conocedores de las artes, pero también tienen una elevada cultura ambiental. Por eso nos encanta regresar”. Nada de espina y mucho de bondad inspira el tunero. Quizás sean esas las claves de tanta concurrencia en el stand de Oasis, en una feria donde sobresalen los calzados y los textiles.

Otras de sus ofertas son los candelabros y las velas, con diseños de muy buen gusto y precios asequibles. En un mes de tantas magnitudes como lo es febrero, de seguro el amor de muchos camagüeyanos tendrá premio con estas propuestas.