CAMAGÜEY .- La Cruzada Literaria escribió su decimotercera edición con lo esencial de sus metas cumplidas, porque ya resulta un evento esperado por los participantes y, por qué no, por los lectores activos o en potencia de los más insospechados parajes del Camagüey.

Esa terquedad por salirse del panglosianismo de los círculos literarios de la ciudad, por aquello de que en sus espacios habituales donde casi siempre acuden los mismos pocos, se termina con la sensación de que “todo está que no puede estar mejor”, claro, lo mejor lo hacen los amigos de quienes hablan.

Entonces en el más humilde pueblecito, en un pequeño parque como el de Redención, por ejemplo, caen los mitos acerca de las “incapacidades” de los receptores para asimilar aquello que con extraordinario esfuerzo —nadie lo duda— ha rumiado el autor durante tanto tiempo.

Las subestimaciones al público truncan el acto bellísimo de la comunicación, pero hay una cosa clara, el que escribe para publicar, publica para que otros lo lean, de lo contrario qué sentido tiene gastar tinta, papel…, solo para un anaquel vedado.

De la Cruzada admiro muchas razones, fundamentalmente el salirse de las cuartillas de lo encorsetado, para alcanzar la libertad de la página en blanco, como se me antoja ese momento de llegar a un lugar y componer los poemas de la sinceridad, desde los asombros de niños y viejitos, con los aplausos de jóvenes y adultos.

No todo el que participa concuerda al ciento por ciento con el programa. Unos consideran que le falta el espacio de la reflexión. Yo coincido con los otros. De reflexión y a veces hasta de “chapoleteo” están llenos otros eventos. La Cruzada difiere de aquellos por su sentido de la promoción de la lectura, en un ejercicio inusual de completar el proceso creativo.

Si el contacto pleno con el destinatario de la obra ha sido un objetivo insoslayable, la convivencia de artistas e intelectuales ha resultado efectiva en la propagación de los afectos, para una generación que conozca de sí misma por sí misma. No por gusto cuando definen la Cruzada en cada uno, siempre mencionan la amistad.

Otros momentos tuvo la edición, no menos importantes, en la Casa del Joven Creador, y cerca de ella. El concierto en la espera del 13 de agosto, el cumpleaños de Fidel, fundador indirecto de la Cruzada, sigue siendo un detalle de las voces del corazón. Las glosas de Jesús Zamora, los versos de otros poetas, las letras de los trovadores Iraida Williams, Daniel Velázquez (ambos de Las Tunas) y Annalie López (Guantánamo), dieron una nota de hondura y elegancia, con la máxima expresión de la mixtura posible de lo culto y lo popular, en las interpretaciones de Harold Díaz acompañado por la Orquesta Sinfónica de Camagüey, dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa.

Uno de los regalos de la noche fue el ejercicio de improvisación que hizo la tunera Liliana Rodríguez, al solicitar al público cuatro pies forzados para componer al vuelo décimas que al derecho y al revés contuvieron: un abrazo de Fidel, por América Latina, por tu vida Comandante y adelante la Cruzada.

Este 2016 rescató el premio Bustos Domecq, tras cinco años privado de la convocatoria, y que tuvo la respuesta de 14 cuadernos, de los cuales Glosas sencillas, de Evelin Queipo, recibió mención, y el premio fue para Alexander Ramón Jiménez, por su País mental.

También se conocieron los resultados del I Concurso de reseñas La Liga, correspondientes a Josué Pérez Rodríguez, por el texto El 71. Anatomía de una crisis y los historiadores (primer premio); a Ediel Pérez Noguera, por Festín de soledades: Las derrotas, de Alberto Rodríguez Tosca, (segundo); y a Erian Peña Pupo, por Visitaciones y goces de un peregrino llamado Alberto Garrandés (tercero).

Con los textos de los participantes conformaron el volumen Memorias Cruzadas II, una publicación cartonera. Además, en calidad de adelanto fue presentado el primer libro de la colección Pórtico, de la Editorial Ácana para autores de la Asociación Hermanos Saíz. En islotes de intimidad y silencio es una compilación de Yoan Pico, de semblanzas sobre los autores favoritos de varios escritores que asistieron a su peña En el silencio vivo, en la Casa del Joven Creador; estará a la venta a finales del verano.

La Cruzada sigue siendo el proyecto de literatura más importante de la Asociación a nivel nacional. No debe perder nunca su despliegue andariego, esa convicción errante donde encuentra la fuente de su sentimiento, de su franqueza y de su cordialidad.