Emilia Sánchez plantea estas preguntas y las responde con gracia en un libro que los principeños todos deberíamos defender. Él es un excelente ejercicio de interpretación y también, una indagación justiciera en uno de los bardos más vilipendiados de los últimos tiempos: para uno, el misterioso poeta débil de su generación; para otro (tal vez el más desenfocado), un hombre sensible, pero desorientado hacia la realidad y hacedor de una poesía de ideas zigzagueantes e inestables.

A estas valoraciones, Emilia antepone otras de mayor equilibrio, como aquella que encontrara en Ballagas el fundador de una expresión nueva, en el milenario motivo de la ensoñación inasible y eterna.

El resultado de estas ciento ochenta y cuatro páginas de acuciosa investigación, no podía ser otro que un movimiento sinfónico, una exquisita melodía que nos confirma aquello que William Kennedy le repitió a Jorge Santos Caballero en una noche de whiskies escoceses: “El ensayo es una descarga de jazz”. Por tanto, si usted quiere participar de estas y otras notas (incluidas las de la propia autora) lo convido a leer Ballagas: cantor del aire y escritor en tierra, un libro donde la frase cálida y los más fríos procedimientos de la indagación científica se hermanan para defender a un poeta importante, aquel que solo quiso, en el Camagüey que le dio la vida, en olvido yacer.

*Escritor

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