Un 30 de septiembre de 1922, el municipio de San Miguel del Padrón en Ciudad de La Habana, acogió el nacimiento de quien sería más que un simple campesino. Desde los nueve años de edad improvisaba, llamando la atención de todo aquel que lo escuchó por el talento que desbordaba.

En su adolescencia comenzó a conquistar una popularidad que culminó en legendaria, identificándose con el seudónimo de Indio Naborí, sobrenombre que recuerda al aborigen que laboraba la tierra, en oposición a los cantores populares que en aquella época se autollamaban caciques.

Sus estudios, largos y complicados por la época que le tocó vivir, le abrieron varias puertas en su vida entre ellas al periodismo, profesión en la que encontraría abrigo para su pasión.

Comenzó sus labores como trovador y escritor radial en la emisora Progreso Cubano (hoy Radio Progreso), resaltando con su estilo peculiar y sencillo. Años más tarde integró el cuerpo de redacción de un periódico clandestino donde coincidió con Abel Santamaría y otros miembros de la Generación del Centenario, momento en el que conoció personalmente a Fidel Castro.

Pero su andar por la prensa sería aún más rico y en 1957 se incorporó a la revista Bohemia donde publicó poemas, crónicas, artículos y reportajes durante veintitrés años. Sus poemas revolucionarios clandestinos circularían en todo el país y más allá también, como A sus órdenes Comandante Ramos que se publicó en Radio Rumbos, de Caracas y en Cayo Hueso, Estados Unidos, bajo el seudónimo de Jesús Ribona.

En 1961 escribió artículos, crónicas, poemas y programas radiales y televisivos, a la vez que organizó y animó actividades culturales en apoyo a la Campaña Nacional de Alfabetización. Estuvo además como corresponsal de guerra en la batalla de Playa Girón y participó en reuniones de escritores y artistas con Fidel en la Biblioteca Nacional, donde este pronunció su histórico discurso Palabras a los intelectuales.

Fundó con Manuel Navarro Luna el programa radial Balcón de América comentando la actividad cultural hispanoamericana e integró el cuerpo de redacción del periódico Granma, desde donde obtuvo el premio periodístico “26 de Julio” otorgado por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Sus letras rompieron la difícil barrera de la distancia y desde Montreal, Canadá, participó como periodista y poeta en la Expo-67, y recitó su poema “Nuevo credo latinoamericano” en velada solemne por la muerte del Che, con gran impacto en aquel evento.

Y no eran solo palabras, pues en 1970 se incorporó a la zafra como periodista y machetero voluntario en Banes, logrando que el periódico Granma le otorgara un reconocimiento por su aporte al periodismo revolucionario y a las letras cubanas.

La Unión de Periodistas de Cuba reconoce su trayectoria durante 40 años con valiosas publicaciones en los principales órganos de información y especialidades artísticas y literarias. Por su quehacer mereció la distinción "Félix Elmuza", concedida por la Unión de Periodistas de Cuba, y otros premios periodísticos.

La voz de Naborí se destacó de manera excepcional por sus singulares características. Su obra tiene raíces en la hermosa tradición artística popular de la música guajira, que utiliza como canción folclórica la forma estrófica de la décima. El haber elevado ese género popular a la más alta categoría estética, al aportarle a la décima un lenguaje culto y expresivo figura entre sus principales méritos a la cultura cubana.

Falleció, tras dejar un ingente número de obras e historia el 29 de diciembre de 2005, a la edad de 83 años. El poeta de tan humilde origen no tardó en ensanchar el horizonte de su poesía con el ejercicio del reporterismo. Cada 30 de septiembre nace la poesía en los campos, porque fue demasiado grande para el olvido, el periodista Naborí es tradición y cultura, pero mejor aún: cubano.

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