Alberto Alvariño, autor de varios títulos y que completó la obra iniciada por Alfonso Zequeira Motolongo -camagüeyano también, ya fallecido y que, como él, conoció a “Alfredito”-, juzgó un valor agregado extraordinario esas primeras cuatro páginas, en las cuales el Líder histórico de la Revolución Cubana recuerda al héroe y rinde honores a su fecunda e intensa vida.

En ese exordio -que se ofreció a escribir cuando supo del libro-, Fidel añade su testimonio al de otros muchos cubanos, para dar cuenta de la sólida formación política, convicciones revolucionarias, probada fidelidad, valentía, compromiso con la causa y decisión de luchar de Álvarez Mola.

Hablamos de uno de los fundadores del movimiento clandestino en Camagüey, reconocido líder sindical en el sector bancario y destacado en la organización y el abastecimiento de las fuerzas revolucionarias, sobre todo en la Sierra Maestra.

A Alfredito confió el Comandante en Jefe misiones en el orden económico y lo incluyó entre los prácticos de la columna invasora Antonio Maceo, comandada por Camilo Cienfuegos, y de la cual llevó un diario, dado durante mucho tiempo por perdido y felizmente rescatado e incluido en este libro.

Buscar contactos y vituallas de día y marchar de noche, con la tropa, resquebrajaron seriamente su salud, Camilo le ordenó quedarse en tierra camagüeyana hasta recuperar las fuerzas, y aun así siguió trabajando por la victoria, hasta que delatado y sin armas con qué defenderse, fue vilmente asesinado.

Con esa afirmación final: “Desde hacía tiempo, él merecía esta obra que convoca a su lectura”, Fidel advierte de la real valía del libro y las dimensiones épicas de ese hombre de pequeña estatura y extrema delgadez, “gran hombre, gran patriota, gran cubano”, al decir del Señor de la Vanguardia.

Tanto el veterano combatiente e historiador René Vallina -a quien fue encargada la presentación-, como Alberto Alvariño, aseguraron que este libro salda viejas deudas, ante todo con Álvarez Mola, cuya vida, tratada hasta ahora de manera fragmentada, desconocen prácticamente las generaciones jóvenes.

Y es también una deuda saldada con nuestra patria chica, Camagüey, donde Alfredito brilló con luz propia, enfatizaron, para añadir que su pueblo agradecerá por siempre a Alfonso Zequeira Motolongo la idea del libro, la pasión para llevarlo  adelante y evitar así que la existencia de ese revolucionario ejemplar se perdiera en la bruma de los tiempos.

Ya enfermo, cuando las fuerzas lo abandonaban, me pidió continuar hasta hacer realidad su sueño, de modo que esta obra es también un homenaje póstumo a Zequeira, un amigo entrañable, destacó Alvariño, vicejefe de Departamento del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Agradeció a la Casa Editora Abril, a la Empresa de Artes Gráficas Federico Engels y a cuantos intervinieron y aportaron al diseño, edición, presentación e impresión de este texto, que incluso en su elaboración es obra de muchos, sobre todo por la cantidad de testimoniantes, significó.

Hoy más que nunca está prohibido olvidar nuestra historia, recalcó Alvariño, añadió que no fueron escogidos al azar para esta cita el lugar ni la fecha, horas después de cumplidos 120 años de la caída en combate del Apóstol de la independencia de Cuba, y habló de la inmensa pasión martiana de Alfredo y de su pueblo.

Asistieron a la presentación del libro los miembros del Comité Central del PCC Rolando Alfonso Borges, jefe de Departamento en esa instancia, y Julio Camacho Aguilera, junto a otros veteranos combatientes de la Revolución, que con sus anécdotas y semblanzas completaron el retrato del héroe.

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