CAMAGÜEY.- (ACN) Alberto Piloto Pedroso jamás pensó que una travesura de niño rebelde cambiaría su destino a la velocidad con la que se tira un “taquito”, pero así fue para él, quien solo buscaba librarse de una reprimenda y se convirtió en uno de los fundadores del Ballet de Camagüey (BC).

En el evento teórico sobre el aniversario 50 de esa institución, que desde este martes y hasta mañana se celebra en esta ciudad, la historia sobre cómo llegó allí el primer bailarín y primera figura masculina del BC durante casi una década, causó más de una risa, y también lágrimas, al auditorio.

Una grampa lanzada con una liga a un compañerito de aula, la decisión de la maestra que sin indagar sobre el responsable los castigó a todos hasta que llegaran los padres, y el temor a la reacción severa de su madre, hicieron a Piloto levantar la mano cuando alguien pasó y preguntó quiénes querían estudiar ballet.

Guajirito recién mudado a la ciudad luego del triunfo de la Revolución en 1959, Piloto no tenía idea de qué era “eso”, pero una vez que entró en la escuela de la gran maestra Vicentina de la Torre, fundadora años después del BC, ya no pudo desprenderse de la magia de la danza clásica.

Durante el encuentro, concebido para revisitar el pasado y presente de la segunda compañía de ballet creada en Cuba, el ex bailarín contó cómo incluso debió sufrir la incomprensión familiar y la presión social de los prejuicios, al punto que durante mucho tiempo él fue el único alumno varón de Vicentina.

Con María Eugenia Reyes y Gloria Padrón, también de las primeras integrantes y figuras principales del BC, a cada lado, Piloto rememoró todas las enseñanzas profesionales y humanas de la maestra entrañable, cuyo legado todavía debe ser más estudiado y reconocido, como se planteó en la cita.

Hoy la compañía, con medio siglo, está consolidada y reconocida a nivel nacional e internacional, pero no se puede olvidar como fueron sus inicios, cuando incluso hubiese podido no existir nunca si no fuera por la voluntad y el empeño de Vicentina de la Torre, narró María Eugenia Reyes.

Ante generaciones más jóvenes de la compañía camagüeyana, sus primeros miembros y profesores recordaron también la impronta de Fernando Alonso, creador de la Escuela Cubana de Ballet, en sus años como director, y las actuaciones con grandes figuras del Ballet Nacional de Cuba.

La investigadora Olga García Yero, profesora de la Universidad de las Artes, ofreció una panorámica sobre la presencia de la escuela de ballet camagüeyana, antes de fundarse el BC, en la prensa de la época, y refirió la necesidad de profundizar en la memoria histórica de esa prestigiosa institución.

Este viernes y el sábado, el ballet llevará al Teatro Principal un programa concierto que cerrará con Las Sílfides, una de las piezas de su espectáculo inaugural.