CAMAGÜEY.- Nataly León Recodé tiene 25 años pero contiene y ensancha con maestría las raíces de su nación. Ha recorrido “medio mundo” y ha vuelto al Camagüey natal a compartir el fruto esencial de sus primeras lecciones, los pasos de una compañía jovencísima que en establecimientos de turismo internacional afronta el reto de representar la identidad sin limitarla a la “etiqueta” de lo cubano.

“Llevaba cinco años sin venir, y hacerlo para el Festival Olorum me llena de expectativas. Cuando se habla de folclor se va al foco, a los tambores de fundamento, pero yo hago folclor con luces, lentejuelas, brillo. Me interesa fascinar al espectador de hoy.

“Pocas veces me he presentado en teatros. Mi público es de extranjeros que mantienen encendidos teléfonos y cámaras, y al final me dan el gran aplauso. Pasa casi todas las noches, porque trabajo casi todas las noches”, me dice con espléndida sonrisa.

¿Qué hace esta muchacha en la tantas veces criticada función de centros nocturnos que no en todos los casos presentan lo auténtico con verdadero talento? No por gusto ella tiene espacio fijo en el Hotel Habana Libre, de martes a domingo; alterna en en el Tablao de Artex del Gran Teatro Alicia Alonso, y en el Palacio de la Rumba, con la Orquesta Bakuleye; y se le ha visto múltiples veces por la Televisión Cubana.

“Aconsejada por mi tutora Cary Bridón empecé a mezclar todo para representar el folclor cubano, con una visualidad de los años ´50 y ´60, diferentes géneros danzarios y la música reciente que gusta a la juventud”.

Realmente la versatilidad constituye la mayor de las exigencias para los 10 bailarines y se atreve con el pos dance para las artes circenses, desde la gira por Inglaterra con la Compañía Habana, cuando hizo un número de contorsión.

“Crear un estilo y tener un nombre lleva muchos años, pero Nataly y su Latino Show hará historia. Reinaldo Echemendía dio el toque final, dijo que iba por buen camino, y yo confío en el criterio del maestro”.

Esa gratitud se comprende por la forja en ella del Ballet Folklórico de Camagüey (BFC): “Aquí comencé en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, pero ya tenía una formación por el BFC. De hecho, con 13 años de edad abrí el primer Olorum, al que vinieron Natalia Bolívar y Lázaro Ross, interpretando a Elegguá, deidad del panteón yoruba que simboliza a un niño.

“También estuve con el Ballet Contemporáneo Endedans e hice La luna ha perdido su memoria. Se me abría el camino en la danza, y al segundo año en la Escuela Nacional de Arte (ENA) me aceptan en Obini batá, donde aprendo percusión y canto yoruba y alcanzo primer nivel de bailarina percusionista y vocalista”.

Estando en la ENA fue invitada al Concierto Paz sin fronteras; y con Obini batá participó en el 17 Festival de la Juventud y los Estudiantes, en Sudáfrica; y en el Olorum del 2011. Para Nataly el movimiento es una actitud de vida, de ahí la inquietud por explorar otras zonas, aun dentro de Obini batá ―agrupación de mujeres que ejecutan instrumentos de percusión, cantan y bailan.

“Estuve 10 años en Obini batá y durante ocho llevé simultáneo otro proyecto. En La Habana no nadie quería hacer una pareja de baile, y Caruca y Rosendo me hablaron de esa posibilidad con el Dúo Latinos hacia la coreografía, de mis ideales hacia el público, mi estilo como bailarina y como artista. Así se me abrió el diapasón para poder dirigir y crear Nataly y su Latino Show”.

El Dúo Latinos fue la única pareja de baile invitada al concierto único por los 40 años de Los Van Van, en el Teatro Carlos Marx. Era la semilla de su vocación de liderazgo, y la valoración de sus competencias profesionales, porque integra la Comisión Nacional de Evaluación de Espectáculo.

“Mi mamá y a mi papá siempre han estado conmigo. Como han sido dirigentes, se me ha pegado la forma de comunicarme y agrupar, su inteligencia para llegar a los demás, de sacar lo que me interesa. Tengo bailarines graduados de la ENA, de la Universidad de las Artes, y personas avaladas, a los que les trasmito lo que yo recibí. Llevo dos años con ellos y me siento contenta y agradecida”.

Con esa facilidad natural para desandar los pasos de la danza, ella continúa su vaivén constante de enterezas y lealtades. Por sus tempranas glorias por Haití, Francia, Turquía, Inglaterra, Suiza y Rusia no olvida las memorias: “He hecho un currículo con excelentes profesores: Silvina Fabars, Domingo Pau, el diseñador Abraham... Ahora se ve el resultado.

“En el exterior trabajé unos 8 años. Me decían “la latina”. Vi europeos bailando palo, congo, haitiano; encontré suizos e ingleses hablando patuá y dialecto yoruba. Comprendí que el folclor cubano tiene algo especial. Vengan las tendencias, los géneros, la evolución… que vengan, el Festival Olorum debe mantenerse auténtico.

“Yo soy camagüeyana nata. Nos fuimos a La Habana para estudiar en la ENA. La capital es mi trabajo, pero aquí están mi infancia, mi crianza, mis tíos. Esta es mi plaza fuerte, donde realmente me conocen. El público de Camagüey es exigente. Espero que me acoja como yo a él. Deseo que todo salga, como dice el maestro, '(a)iroso'.