CAMAGÜEY.- No se ha precisado aún, pero el misterio está entre el Eleguá de Rubén Darío Salazar, la carta animosa de los estudiantes del ISA (como se conoce la Universidad de las Artes), hecha pública en plena jornada de abstinencia en el café nocturno El Potro, o el conjuro inconfeso de tantos teatristas. “Va a llover”, dijo insistentemente la Casandra de Teatro El Público, uno de sus parlamentos en Perla marina que en el coliseo Avellaneda también supo a parte de José Rubiera. Sin embargo, el huracán Matthew no pudo detener el Festival.

Para agua, el torrente de amor y talento del grupo matancero de Las Estaciones; para viento, las ráfagas del grupo camagüeyano de Freddys Núñez Estenoz, quien, como director artístico de este encuentro bienal representa un cambio de perspectiva en la mirada a una escena nacional desde la amplia geografía.

La muestra principal sugiere el estricto repaso por cada provincia. De un catálogo de 235 unidades artísticas, incluidos los proyectos experimentales que por lo general duran un año, seleccionaron 34 obras, con el logro de una presencia impensada de territorios. No obstante esta muestra constituye uno de los elementos cuestionables del Festival, porque limita la posibilidad de verlo todo, por la coincidencia de horarios.

“Lo más interesante es una muestra concentrada, de 10 o 12 espectáculos, que pueda permanecer todo el Festival, y que todos los hacedores podamos estar conversando, dialogando, repensando, mirando el teatro que tenemos y el que queremos. No nos da tiempo ni a conversar porque estamos montando, ensayando, haciendo funciones y al otro día cansados. No quiero ser excluyente, pero más de 30 espectáculos es un exceso para un festival hecho en Cuba”, sostiene Núñez Estenoz.

Lamentablemente el huracán solo permitió llegar del oriente Teatro Tuyo, de Las Tunas. Ni a Teatro Andante ni a Alas D' Cuba (ambos de Granma) ni a Estudio Teatral Macubá (Santiago de Cuba) ni al Guiñol de Guantánamo. Mas han estado en el sentimiento de sus colegas que comparten el desgarramiento de sus pobladores debido a Matthew, ratificada en una declaratoria final de los participantes del evento.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

Los recuperados Encuentros con la crítica han resultado un espacio de la sinceridad. Hoy los críticos no piden espacios donde publicar. De hecho se han presentado varios textos, en soporte de papel o digital, de/para/con la escena. Tampoco los desmontajes de las obras muestran ataques descarnados, según los caprichos de los especialistas o los antojos de los directores. Ya no. El Centro de Convenciones Santa Cecilia representa el abrazo de los hacedores, gestores y estudiosos de los procesos creativos, todo para que el teatro cubano sea socialmente útil. No obstante, se advirtieron parcelaciones, algo señalado por Fernando Rojas, viceministro de Cultura.

“Aunque las obras se han debatido, aunque se ha complementado con la presentación de textos o con debates temáticos como el de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) por sus 30 años, de las presentaciones de distintas agrupaciones internacionales, tengo la impresión de que no han aquilatado o no han reflejado lo suficiente esa diversidad. En los espacios de crítica se siente la pretensión de acercarse más a unas tendencias que a otras, lo cual es legítimo, pero a la vez por eso me siento más conforme, más identificado con el nivel de las presentaciones al público de las muestras teatrales”, enfatizó Fernando Rojas.

Suspendida sola ha habido dos funciones callejeras de Contra Reloj, espectáculo de profundo sentido ecológico de Teatro D' Luz, debido a aguaceros postciclón. Las colas de público señalan la sed por la escena, aunque los espectáculos hoy admiten menos personas y provocan la insistencia por ver y sentir cuanto propone el diapasón simbólico.

Desde el principio ha sido un Festival neurálgico, con la gratitud por Gertrudis Gómez de Avellaneda, y por Flora Lauten en escena después de 30 años sin actuar. Flora abrió el evento asumiendo en el protagónico de Éxtasis, homenaje a otra transgresora, la Madre Teresa de Jesús, fundadora de conventos, metáfora extraordinaria de la fundación de teatros. Flora también fue muy evocada y reverenciada por los teatristas, debido a su impronta en el naciente Instituto Superior de Artes (ISA), como maestra de tantos que hoy son referentes de la escena cubana como Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro 2016, quien estremeció con su desgarradora bioficción Diez millones.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

El teatro para niños y jóvenes ha motivado intercambios, desde la teoría y la práctica, con el acompañamiento de organizaciones internacionales ASSIJET y UNIMA (de marionetas), y del propio CNAE. Puestas como Los dos príncipes (Teatro de Las Estaciones), Como la noche y el día (Alas Teatro, de Pinar del Río), Las noches del cafetal (Los Cuenteros, de Artemisa), Érase una vez un pato (Teatro La Proa, de La Habana) o el espectacular Superbandaclown (Teatro Tuyo) fueron una delicia de colores, fantasía y lección para la familia.

“Los resultados presentados en Camagüey nos tienen que hacer sentir esperanzados. Somos responsables de que pasen más. Calidad y dignidad es lo mínimo que puede exigirse al teatro para niños”, alegó el carismático Rubén Darío Salazar, director de Las Estaciones.

El segmento presentado como Derivas espectaculares ofrece coordenadas de las inquietudes de jóvenes del director José Ramón Hernandez Suárez experimentales como Family trash, con Osikán Plataforma Escénica Experimental (La Habana) y Así quiero. La familia como teatro, del proyecto LI-PEES, del que también participa la teatróloga Yohayna Hernández, y a través de los que exploran las relaciones con el espectador, su imbricación desde la manera en que les entregan sus biografías de vida.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

“Me gusta pensar los procesos desde su sentido y significación. La juventud y lo viejo no lo entiendo como una cuestión numérica ni relacional, sino como una lógica y una postura artística. El riesgo, el tipo de investigación que están produciendo convierten un trabajo en novedoso, irreverente, cuestionador. Ahí está la mirada hacia políticas, tipo de producciones y estrategias jóvenes”, refirió la teatróloga y creadora escénica Martha Luisa Hernández Cadenas, quien junto a Andrea Doimeadiós presentó Charlotte Corday o el animal, Proyecto ganador de la Beca de Creación “El reino de este mundo”, de la AHS, en el 2015.

Provocadora desde el pulso a la identidad, a partir de la indagación al pasado y sus fracturas contemporáneas fueron Apócrifas o todas son María, del naciente Teatro La Rosa (Villa Clara) que lidera la brillante Roxana Pineda, habitual del Festival camagüeyano cuando era actriz del Estudio Teatral de Santa Clara.

Otra propuesta visceral resultó CCPC, Cuban Coffee by Portazo's Cooperative, de Teatro El Portazo (Matanzas), que han significado una ruptura en el café cubano, en la avidez de buscar al público en amplios espacios, mientras otros aspiran a menos con teatro arena, y en la osadía al superponer la reconstrucción de la memoria viva de la nación a la desazón de la rutina ordinaria. Sin embargo, su director Pedro Franco anunció cierta disolución del grupo, a la altura de sus cinco años de creado, ya que el espectáculo no funcionó como investigación económica: “Dirigir es un estado de diálogo muy tenso”, espetó Franco.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

Las tablas han inspirado su representación desde otras artes, como la exposición de la fotógrafa Sonia Almaguer, en la galería República 289, o las imágenes evocadoras de Freddy Artiles, en Santa Cecilia; Jesús Ruiz, en el Tasende; y del mundo titiritero de Pelusín del Monte, en el Guiñol.

El ISA, la Asociación Hermanos Saíz, las cátedras vivientes. El afecto de quienes esperan ansiosos estos dos años, haciendo lo mejor que pueden, como saben. El recuerdo de la academia, el sinsabor de las coyunturas, la tenacidad, la disponibilidad de salas confortables, la sugerencia de retomar el carácter competitivo. Roberto Gacio admirando a los jóvenes, la veinteañera María Laura Germán, actriz y dramaturga haciendo Patria... El Festival es la mayor obra de teatro colectivo, y empieza justo cuando se acaba.