CAMGÜEY.- “No se puede enseñar ni aprender danza sin investigar”, enfatizó hoy Luis Álvarez Álvarez en su conferencia de elogio al Ballet Folklórico de Camagüey, como parte del evento dedicado a los referentes teóricos de esa compañía fundada hace 25 años en esta ciudad.

Titular como investigador y profesor de la Universidad de las Artes, Luis Álvarez remitió a la raíz cultural del arte folclórico, desde que solo existía un continente y, como ha demostrado la ciencia, que el ser humano nació en África.

“Un pueblo que pierde su memoria histórica – y dentro de su memoria histórica está su trayectoria artística--, lo pierde todo. Por eso en el Ballet Folklórico de Camagüey ha sido tan importante la lucha por analizar su repertorio. Con el video no basta, porque el video es una óptica que apenas puede moverse”, señaló.

El culturólogo ha tutorado investigaciones de varios integrantes de esa agrupación fundada y dirigida por Reinaldo Echemendía Estrada, quien expresó orgulloso que su colectivo tiene cultura de lo que hace.

Precisamente, tres bailarinas, dos de ellas primeras figuras y maestras del Folklórico, expusieron los resultados de sus trabajos de diploma para licenciadas en arte danzario, del perfil de danza folclórica, por la filial de la Universidad de las Artes en Camagüey.

Elsa María Avilés Carmenate comentó de la obra Ikú Lobí Ocha, estrenada en el 2000, acerca de la muerte desde la cultura yoruba, y que cristalizó el concepto dramatúrgico de Echemendía para estimular en el público la necesidad de indagar en los antecedentes étnicos.

Luego Janixe del Rosario Jiménez disertó acerca de San Lázaro, pieza de 1995, concebida en un cuadro con cinco escenas, y considerada una escuela magistral para el bailarín, debido a la exigencia psicológica y a la diversidad de técnicas para interpretar la metamorfosis del devenido hombre de las muletas y los perros, un personaje de gran sincretismo en la cultura cubana.

Mayumi Llanez Rizo refirió el espectáculo Kimbábula, alusivo a una tradición músico-danzaria de este territorio, con el rescate del baile basunde, único en Cuba, desde el pretexto de la procesión del antiguo cabildo de Santa Bárbara que concluye en la plazoleta de Triana y se representa cada cuatro de febrero, en la Semana de la Cultura por la fundación de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

El director del Folklórico abrió el evento celebrado en el Centro de Convenciones Santa Cecilia con una exposición acerca de los componentes teórico-prácticos en la teatralización de la compañía.

Reinaldo Echemendía insistió en la autenticidad, la contemporaneidad, la unidad, la variedad y la disciplina, como lineamientos cardinales del trabajo a partir de la investigación y la fidelidad a la raíz folclórica, la creación, la escena como un modo de proyección, la técnica para el lenguaje danzario único y lo que ha denominado espontaneidad organizada.

“Nuestra compañía representa esencialmente cómo somos los camagüeyanos porque hacer cultura popular tradicional no es exponer la marginalidad o la proyección de este arte en lo estereotipado, sino escoger la esencia de los valores de esa cultura y darle la expresividad, la proyección y el alcance que su pueblo y su historia. En los 500 años de una ciudad y de una provincia como Camagüey nos sustentamos para organizar un proyecto valedero, y seguir haciendo el folclor nuestro de cada día en este Ballet Folklórico de Camagüey que alcanza sus primeros 25 años”.