“Ya hace rumba, haitiano y campesino”, acota el regisseur principal Pablo Sarduy Fernández, al enfatizar en su correspondencia con el rigor artístico y de disciplina, clave del éxito de la agrupación músico-danzaria.

“Uno siempre trabaja por que las cosas le salgan bien. Por lo menos yo soy así, me gusta que las personas se sientan bien con lo que uno hace. Que lo reconozcan además es mucho mejor”, asegura ella.

Un día en la vida de esta joven tiene múltiples complicaciones. Amanece en función de su niña de nueve años y la escuela. No puede remolonear en la casa, porque vive en el reparto Puerto Príncipe, y Camagua radica en la calle Industria esquina a San José. Luego dedica la mañana y cuando es preciso la tarde a su preparación constante de bailarina. Si es martes y jueves se alarga la jornada, porque imparte clases en el Centro de Promoción del Ballet de Camagüey. A su hogar llega pasadas las ocho de la noche.

Antes integraba el Ballet Folklórico de Camagüey. Lo último interpretado allí que le satisfizo mucho fue De La Habana vengo a La Habana voy. De su ejemplaridad allá salió la propuesta que la ha hecho noticia. En la compañía de Reinaldo Echemendía mereció la condición de doble militante, de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Partido Comunista de Cuba y se convirtió en la secretaria general del núcleo.

Yamilka Jaque Flores es la representante de Cultura de la delegación camagüeyana al Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba. Estuvo ensayando en Camagua casi hasta salir rumbo a La Habana, adonde lleva el encargo de insistir en la importancia de la motivación para los jóvenes. En su halago por la elección evidencia el gusto que aplica a su baile. Aunque prefiere el folclor cubano aprovecha cuanto le aporte y el Congreso para ella constituye una oportunidad de reflexión, de los vasos comunicantes de la política y el arte.

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