Rebo(u)nd, término traducido como Altibajos, por el sentido de la obra, explora la relación de dos parejas, con atención a la técnica, pero con énfasis en la expresión del movimiento.

“Agradezco a Pedro Ruíz por invitarme, como parte de su Proyecto Ventana (Windows Project), a trabajar con bailarines maravillosos, bien entrenados. Mi expectativa es brindarles otra forma de interpretación y de expresión”, comentó a Adelante digital Roxas-Dobrish.

Con la música de Kaczmarek & Rodriguez, la pieza será representada por Lisandra Gómez de la Torre, Jesús Arias Pagés, Armando Gómez Briydson y Siuchién Ávila Fong, virtuosa conocida durante 21 años como bailarina principal del clásico Ballet de Camagüey, y que ahora redimensiona su carrera con otros códigos danzarios.

Según el cubano estadounidense Pedro Ruíz, coreógrafo que colabora con Endedans desde enero del 2014, “Elizabeth se enamoró de la energía, del alma que ponen los bailarines, que es lo que hace la diferencia”.

Ella viajó a Cuba en mayo del año pasado, y esa primera visita coincidió con el estreno del dueto Abrazo perdurable, de su colega Ruíz, asumido por Jesús Arias Pagés y Armando Gómez Briydson, durante la Bienal de La Habana.

“Como primera bailarina del Alvin Ailey …, desde 1984 a 1997, tuve la oportunidad de ver muchas compañías y bailarines alrededor del mundo. Por eso digo que no se trata solo de cómo se hace un arabesque, sino de cómo lo hacen”, contó Roxas-Dobrish.

La afable artista no esconde la gracia de su magisterio, dentro y fuera de sus ensayos, en la sede de la compañía que dirige Yaylín Ortíz Claverín, en los altos de la Casa de Cultura Ignacio Agramonte, cerca del Parque Agramonte, corazón de la ciudad de Camagüey.

“La última vez que bailé tenía 55 años de edad, hace dos años, debido a una operación en las caderas. Ahora todo es diferente, veo el espejo cambiado. No es que no me encuentre en los bailarines, pero ya busco amoldarlos”, agregó.

Roxas-Dobrish confesó que Camagüey le ha recordado su infancia en Filipinas, donde solía comer níspero –chico, para ella--, fruta que ha degustado por estos días.

“Es una experiencia muy honesta. Comparo las condiciones con que trabajan los bailarines aquí, sin aire acondicionado, sin piso de linóleo, pero hacen con tanta pasión, dan más del ciento por ciento, y eso es difícil de ver. Los de Nueva York no aprecian lo que tienen, porque todo es como demasiado fácil, y eso da soberbia”, concluyó.

Altibajos podrá disfrutarse del 22 al 24 de enero, en el Teatro Principal de Camagüey, dentro del programa de Endedans, que además estrenará Medianoche (Midnight), de Pedro Ruíz, quien presentará su primera colaboración con el Ballet de Camagüey, como parte de sus empeños por ensanchar el horizonte de miradas a las fortalezas danzarias de la provincia, a unos 540 kilómetros de la capital de Cuba.

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