CAMAGÜEY.- Una cosa es asumir la fotografía como profesión, otra es amarla y otra muy diferente, como sucede en el caso del estadounidense Paul Murray, vivir desde la fotografía y a través de ella, como se evidencia en la reciente muestra en Cuba de Color y luz.

En las varias ocasiones que he podido hablar con este artista me he dejado llevar por sus historias, Paul posee un tesoro de anécdotas ligadas a su obra, aunque su naturaleza sencilla no le da margen a hablar mucho sobre ello, y prefiere que las fotos hablen por sí mismas.

Este viajero incansable vino a Cuba apenas unos días después de hacer una expedición fotográfica en Namibia, devenida en Color y luz, con 36 fotos de 20 x 30 pulgadas, muestra inaugurada el 2 de noviembre en la Galería República 289, del Consejo Provincial de las Artes Plásticas.

Luego la exposición siguió su rumbo a la ciudad de Ciego de Ávila, para quedar abierta al público desde el día 24, en la galería Raúl Martínez, en pleno boulevard avileño.

Aunque la naturaleza es un tema importante en la obra de este artista, sus intereses van mucho más allá y se funden con lo antropológico en muchas de sus obras. No puede esperarse menos de alguien con esa sensibilidad tan especial.

Su mirada inquisitiva y su innata curiosidad lo llevan a prestar una especial atención por todo aquello que le rodea, y como gesto habitual recorre el mundo buscando nuevos encuadres.

Color y luz tienen tres ejes temáticos principales: La naturaleza, las cosas fabricadas por el hombre y el hombre como sujeto en la sociedad, muchas veces estos subtemas de su obra se entrecruzan y producen otras interesantes combinaciones.

El contenido de la muestra hace recaer la importancia en la luz como protagonista de un misterio que aun con las nuevas tecnologías, ya sea en blanco y negro o a color, constituye el elemento fundamental para que se produzca.

Por otra parte, junto a la temperatura y otros factores ambientales, es responsable también de la intensidad o los matices con que percibimos los colores, el conocimiento de estos y otros muchos detalles marcan la diferencia entre un fotógrafo casual y uno profesional, como es el caso.

La intención con que se use esa luz, destacando texturas y detalles que usualmente no se aprecian, logra fijar nuestra atención en elementos que adquieren entonces una nueva connotación.

El encuadre adecuado del objetivo, en un instante que muchas veces es irrepetible, sitúa al artista y su cámara como intermediarios del proceso interminable que envuelve a una obra de arte y se debate entre los procesos biológicos de la percepción visual y los estereotipos de nuestro cerebro, que producen una particular visión del mundo y del arte.

Debemos agradecerle entonces, el estar para nosotros en ese lugar, en ese instante y compartir con nosotros su obra, crónica de un instante visto a través de su lente.

Murray, que es un reconocido artista de la fotografía a color en Estados Unidos, miembro de importantes jurados y merecedor de numerosos premios, posee una impresionante actividad en muestras personales y colectivas.

Su exposición anterior en nuestro país fue Latitudes extremas, con magnífica acogida por el público y la crítica. Con este nuevo ciclo, Cuba se convertirá en el más importante país receptor de su obra después de Estados Unidos.

Esta exposición se mantendrá en Cuba un tiempo más, pues se presentará también en la galería de la Casa del Alba, en La Habana, durante la segunda quincena de febrero de 2019.

En realidad, sus aspiraciones van mucho más allá y ya estamos haciendo planes para el próximo Noviembre Fotográfico, una jornada de mucho prestigio que permite intercambiar con otros fotógrafos de dentro y fuera de la mayor isla caribeña. Desde su hogar en Jamestown, Rhode Island, Murray siempre está planificando nuevos proyectos, nuevos viajes y exposiciones que le permitan seguir viviendo en la fotografía.

  • a_daily_walk
  • just_lovin_it
  • life_is_good
  • between_two_worlds
  • hopes_and_dreams