CAMAGÜEY.- La particular mirada de Nelson Domínguez lo ha convertido en uno de los artistas cubanos más exitosos en los últimos tiempos. Sus obras cautivan a través de la metáfora, el simbolismo y una criolla sazón que el santiaguero enarbola como sello personal. La intensidad pictórica de este creador puede apreciarse en la muestra recién inaugurada en la Galería Caguayo, filial Camagüey, situada en la calle República.

Aunque el nombre de la exposición, Gráfica y escultura, resulta poco sugerente, su contenido complace. Así lo evidencia el público en la expresión de su rostro y en los comentarios. La conexión del autor con el espectador va más allá del previo conocimiento de su extenso currículum, más allá del saberlo Premio Nacional de Artes Plásticas y del conocer la trascendencia nacional e internacional de su quehacer. Radica en descubrir la poesía visual, la métrica de un universo, más que raro, imponente.

Nelson exhibe piezas en bronce de variados tamaños. Pero lo importante son las dimensiones que alcanzan en nuestra imaginación. En ellas representa sus acostumbradas fusiones de animales con hombres como el caso del Hombre Gallo o estimula a que pensemos en un elemento “X”, detenido en el tiempo, con Fósil. Además de las obras elaboradas en metal, el terreno creativo de Domínguez se expande a otros soportes.

Este artista, graduado en la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro, muestra también su virtuosismo en la técnica de la serigrafía, el papel manufacturado y en el lienzo. Sobre esa base evoca a uno de sus ángeles sexuados, mitad hombre, mitad ave, en El colibrí rojo. Mezcla el bermellón profundo con el azul y blanco de las alas, utiliza la paleta cromática oscura que le permite construir esa imagen llena de mística y aire salvaje.

Los trabajos presentados en la muestra -dedicada a los 71 años de vida del santiaguero, al 23 aniversario de la Fundación Caguayo y a la cultura cubana- fueron realizados en diferentes etapas de la vida de Nelson. Se aprecian creaciones desde los años ochenta del pasado siglo hasta otras más recientes como la colección de seis humidores –2017-, que en su tapa recrean trazos espontáneos de varias figuras entre las que sobresale una imagen de Fidel.

Con un discurso natural y cargado de un espíritu vanguardista, Gráfica y escultura expone una parte de lo que fue y es Domínguez. Revela ante los ojos de los camagüeyanos la posibilidad de encontrarnos ante las diversas facetas de un autor que se renueva en su contexto, en el tiempo y no pierde la habilidad de sorprendernos con lo que nace de sus manos.