CAMAGÜEY.- La gestión económica desde la artesanía ofrece mucha tela por donde cortar, pero es un asunto pendiente de soluciones con garantía, a partir de nuestra lectura de la feria Arte para Mamá, por primera vez desarrollada en el Recinto Ferial.

Si comparamos con la Feria de Artesanía 500+ —exclusiva de Camagüey en febrero—, acudieron menos expositores. Hay una razón de peso: el evento comercial dedicado a las madres responde a una convocatoria nacional del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), con la sede principal en La Habana y extensiones en provincias.

No obstante, las personas han llegado hasta las grandes naves donde antes funcionó una planta eléctrica, y ahora se ofrece como un espacio polifuncional que en el mundo no le falta a una ciudad con perspectiva de desarrollo.

También la afluencia del público ha sido menor. Será por el bolsillo tenso de la familia que debe priorizar el alimento por encima de los objetos de cerámica, orfebrería, bisutería, plantas ornamentales, confecciones textiles y calzado. Tampoco la oferta gastronómica asociada cumplió su rol de aseguramiento. “No todo es de la empresa. Solo nos llega gastronomía para nuestros huéspedes, aunque podemos ver cómo colaborar”, insistió Yennis León Mayedo, director de la Empresa Provincial de Alojamiento, la que administra el Recinto.

LA FERIA

Degustando el plato fuerte de Arte para Mamá, se nota la exigencia de la filial del FCBC, porque los expositores —de Artemisa, La Habana, Villa Clara, Cienfuegos, Las Tunas, Santiago de Cuba y Camagüey— casi todos reincidentes aquí, han respondido con calidad.

Un ejemplo de manualidades encontramos en la bisutería de la habanera Laura Margolles, quien teje el cobre y con piedras semipreciosas logra piezas finísimas. “Me gusta venir. La gente del FCBC es amable y el pueblo, educado. Aquí no se pierde nada”, nos dijo.

También de la capital regresó el grupo La Rosita, conocido por sus precios asequibles. “Estoy luchando contra el mal gusto foráneo que está llegando a Cuba”, afirmó Idalberto Hernández González con las manos en una miscelánea. Fue de los artesanos con trabajo en vivo.

“Las personas compran lo que se oferta. Si es brillo, compran brillo. Si ofertas ropa de hilo, la compran”, enfatizó alguien que comenzó pensando en los turistas y se ha enfocado en los cubanos.

Patricio Frómeta Court, identificado por la marca Solaris, de las saludables pamelas y de la ropa con tonalidades blancas, lamenta no poder complacer las peticiones de tallas grandes. Su materia prima es importada: “La gente piensa que uno va a pasear. Es estresante tener que comprar en el exterior, a expensas de que te asalten”. Solaris aspira a un espacio permanente en Camagüey.

EL RECINTO

Muy bien le fue a Lucía Morell Medina, del FCBC de Villa Clara, con el mobiliario de aluminio, ideal para patios y playas. El Recinto Ferial de Santa Clara queda en las afueras de la ciudad. Del nuestro criticó el calor en el Pabellón 1: “Al menos pongan un falso techo”, sugirió.

Al lado, en el pabellón más grande, la cienfueguera Odalys Pérez Iznaga casi tuvo que nadar. De hecho, debió cambiarse de sitio por las filtraciones después de aguaceros con viento de los días anteriores. Estaba en peligro su cestería con fibras de guaniquiqui —el mimbre cubano— y la ropa infantil: “El lugar necesita condiciones porque se paga. El Recinto cobra al FCBC y el FCBC a nosotros. Un metro cuadrado vale 300 CUP. Yo pago 2 400 CUP porque tengo ocho. Además, pagamos la representatividad del FCBC, de tres CUC diarios y el 20 % de las ventas”.

Por si fuera poco, desde febrero estaba la queja de los expositores porque tenían que pagar cada vez que entraran al baño. León Mayedo dice que los baños no son públicos de la entidad. Están en arrendamiento.

Además del problema del drenaje, la camagüeyana Marleny Marrero Machado, como artesana calificó de exitosa la feria —sus portavelas, adornos y contenedores utilitarios tuvieron salida—, y como farmacéutica señaló los riesgos a la salud: “El espacio es bueno porque la gente interactúa, camina, pero requiere circulación de aire, hidratación permanente y una llavecita para lavarnos las manos”.

LA SOLUCIÓN

A pesar de eso, la feria Arte para Mamá confirmó su pertinencia como plataforma promocional. El calzado sobresalió como lo más demandado. Más de 30 empresas hicieron compras mayoristas.

Beatriz Ochoa Pupo, especialista en Desarrollo y Comunicación de la filial del FCBC, nos confirmó que reforzarán la insistencia para superar los escollos, de urgente solución si se aspira a un mejor servicio para la feria del mes próximo: “Nos queda el reto de realizar Arte para Papá”.

“Cuando uno escucha al cliente mejora el servicio. En junio estará resuelto tanto lo de las tejas como la filtración de las paredes en el Pabellón 2. En cuanto al Pabellón 1, será a mediano plazo, por lo menos sí dispondrán del lavamanos y de más ventilación”, aseguró el director de la Empresa de Alojamiento Ojalá.