CAMAGÜEY.- El Festival Internacional de Videoarte de Camagüey (FIVAC) repitió el abrazo de bienvenida con la agrupación Rumbatá, pero a diferencia de la edición anterior, la octava empezó hoy a cielo abierto, porque así la rumba se da más libre.

Cerca de la ceiba de la Plaza de los Trabajadores, aunque a la sombra del edificio del centro de convenciones Santa Cecilia, comenzó el convite ideal para poner en forma los sentidos, ante las imágenes de un arte tecnológicamente irreverente.

¿Qué conecta al FIVAC con Rumbatá? Pues múltiples razones, desde la coincidencia de compartir la misma ciudad, hasta los vasos comunicantes de la cultura por los que fluye una palabra de acción vital: el movimiento.

Sí, porque la rumba — no por gusto declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2016 — representa la historia de los recorridos, los encantos y las resistencias del cuerpo del cubano, según Wilmer Ferrán Jiménez, director de Rumbatá, grupo revelación de la rumba cubana del siglo XXI.

El octavo FIVAC, que no anda con protocolos, aunque respeta la educación formal, atrajo hasta su sede en El Circuito para el coctel de bienvenida a los participantes de Francia, Colombia, Estados Unidos, México, España, Japón, Alemania, Canadá y Cuba.

En general, 134 artistas de 34 países respondieron a la convocatoria de este festival con frecuencia bienal, y aunque todos no pudieron llegar, podrán disfrutar del hecho cultural generado desde Camagüey, a través de trasmisiones en vivo por internet.

Adelante Digital recordó a Rumbatá con los cantos al valeroso orisha Oggún en el opening de la edición del 2017, de noche en la sala Georges Méliès, donde hoy exhibirán fragmentos de Exceso de la nada, de la Cooperativa Maura Morales, y tocará el grupo Son Entero y el de inspiración flamenca Andarte.