CAMAGÜEY.- A tono con la apertura de la XXVIII Feria Internacional del Libro, en esta provincia, la Sala de Conciertos José Marín Varona también se unió a los festejos con el comienzo de la primera jornada de un extenso programa de presentaciones musicales. La primera noche, la protagonizó un reconocido difusor de los sonidos clásicos y populares, en el territorio y en el país como lo es la Orquesta de Cámara de Camagüey.

Los inicios de la función se prestaban, de inmediato, para conformar incipientes opiniones de lo que se oía y veía del conjunto. Un conjunto. Desde el punto de vista orquestal es difícil consumar una buena actuación si permanecen ausentes la sincronía y el talento de los intérpretes. Pero creo que también el otro sentido, de conjunto, se lo otorga la mezcla fascinante de seriedad y relajamiento proveniente del intercambio extraverbal entre sus integrantes. Los expresivos trazos de la batuta de su director, Juan Ramón Orol.

Durante el espectáculo la agrupación, fundada en 1994, ejecutó composiciones de su repertorio, comprendido por obras nacionales y foráneas, como el Concierto para tres violines de Antonio Vivaldi, Sin retorno, de Astor Piazolla y La mujer de Antonio, de Miguel Matamoros. En esa última pieza, las cuerdas de los violines y contrabajos se cruzaron, de manera armónica, para acariciar la sensualidad de una de las partituras renombradas de la cancionística cubana.

Otro de los temas que agradecieron los asistentes a la cita fue Hey Jude, un arreglo de la famosa creación de The Beatles. Al compás de la fluidez sonora de la orquesta y de los trazos circulares, de las manos de Juan Ramón Orol, los espectadores respondían con un suave movimiento de cabeza o palmadas lentas en las rodillas. Durante la interpretación, el contrabajista Roberto Campos Valdés, un artista de más de 50 años de experiencia, cambió su instrumento por la pandereta que, acoplada al ritmo de los violinistas, generó la armonía exacta.

Al extinguirse la melodía de los chicos de Liverpool, como se extingue la llama de una vela, despacio, poco a poco, la agrupación ejecutó la pieza El Mayor, basada en la composición del cantautor Silvio Rodríguez. Después de las notas finales, los protagonistas de la velada saludaron a la audiencia, quien los felicitó con extensos aplausos por haber brillado sobre el escenario.