Foto: Cortesía de Gustavo PérezFoto: Cortesía de Gustavo PérezCAMAGÜEY.- Rumberos de dentro y fuera de Cuba comparten el pesar debido a la muerte este lunes de Reynaldo Betancourt Batista, cantante de Rumbatá al que se le reconoció siempre como un intérprete muy completo.

Tenía 45 años de edad, mas su voz ha podido salvarse en los tres discos del grupo que ayudó a forjar con el conocimiento de la cultura, la preservación de tradiciones y el sentido de la experimentación sonora, tal como evidencia la canción Fueron tres golpes de más, del último fonograma Gracias a la rumba, Premio Cubadisco 2018.

Reynaldo está entre los fundadores de la nueva etapa de la agrupación, a partir del 2004, cuando el director Wilmer Ferrán Jiménez elevó su proyecto al profundizar en el complejo genérico de la rumba.

Fue el principal promotor de la idea de lograr una sonoridad diferente desde la confección del cajón horizontal, el cajón quinto y los cajones de doble sonoridad, según el estudio “Trayectoria artística de la agrupación músico-danzaria Rumbatá dentro del contexto rumbero cubano”, de Ledys Beatriz Ferrer Arias.

Él contó a la investigadora que el secreto radicaba en hacer los instrumentos con medidas propias, creatividad e imaginación; y que marcaban la diferencia en el país por el rol de improvisación del quinto o tumbadora con parche once, y el sonido saliendo por detrás en el cajón horizontal, entre otros elementos.

Aunque “no componía pero ayudaba en todo” ─según Wilmer─ deja el personal testimonio en los popularísimos temas Rumbatéate, El manisero, La botella, Esta sí es la bala que te va a matar y Sambaloya; así como en el documental que la cineasta Isabel Santos realiza al grupo fundado el siete de abril de 1996.

La musicóloga Heidy Cepero Recoder destaca la destreza vocal y la maestría al empastar coralmente: “Tenía un registro amplio y una voz muy potente, típica de los cantantes rumberos, con el timbre fuerte, capaz de abarcar las melodías sin la necesidad del acompañamiento de otros instrumentos. Era un solista fiel conocedor de la estética de la rumba”.

Si bien el término Rumbatá entraña un concepto de familia, sería injusto no dilucidar cuánto hay de Reynaldo en el criterio del fallecido musicólogo Helio Orovio, al considerar que los solistas ponían lo que había que poner en las improvisaciones; y en el elogio del pianista Frank Fernández al calificar la afinación coral como “la más perfecta de los grupos rumberos de Cuba”.

Rey o Endundo, como también le llamaban los más cercanos, lega el patrimonio de sus dimensiones humanas como amigo, como floridano respetuoso y simpático al mismo tiempo, y como artista de los que enaltecen de verdad la música popular. Como decía siempre: “Vamo a lo que vinimo”.