CAMAGÜEY.- El concierto Vale 2, con arreglos de Joaquín Betancourt a éxitos de Juan Formell y Adalberto Álvarez, regaló una noche popularmente sinfónica este jueves en el Teatro Principal.

Por primera vez se tocó fuera de La Habana ese programa con las intensidades del songo y del son que enriquecen la experiencia musical de los cerca de 60 intérpretes dirigidos por Joaquín Betancourt y Enrique Pérez Mesa.

Joaquín, Maestro de Juventudes, insistió en el tributo al primo Jorge Luis Betancourt, fundador de la Orquesta Sinfónica de Camagüey, que él integró mientras estuvo en su tierra natal.

El concierto Vale 2 además celebró los 70 años de Adalberto Álvarez, quien nació el 22 de noviembre, día de Santa Cecilia, la patrona de los músicos.

Confluyeron en el escenario parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, la homóloga de Camagüey y varios invitados, entre ellos, el pianista Alejandro Falcón y el percusionista Andrés Cuayo.

UN PASILLO CON JOAQUÍN BETANCOURT

Llevaba tres años sin venir, pero 20 sin hacerlo como profesional, pues nació aquí con la información genética de un apellido que ha fundado para la música de orquesta en Cuba.

Después de tanto tiempo, ¿cuál Sinfónica ha encontrado?

—Una orquesta llena de jóvenes talentosos. Felicito a sus miembros por el esfuerzo y los resultados. En La Habana ni con la Sinfónica Nacional trabajamos solo con tres ensayos.

Este concierto tiende puentes, ¿lo logró como quería en los músicos?

—El pionero de la idea de unir la música popular con la culta es el maestro Leo Brouwer. Ha tenido seguidores como Frank Fernández acorde a sus lenguajes. Ya esta forma de hacer música bailable es atrevida y tiene un pionero, Juan Formell. Él me encargó cuatro arreglos, pero falleció antes del estreno. Necesitas mucha imaginación para concebir la música popular bailable desde el género sinfónico. Realicé un gran esfuerzo y me parece haberlo logrado.

¿Por dónde anda ahora su imaginación?

—Los artistas cubanos somos muy creativos, a veces lo que nos detiene es la realidad de las carencias materiales, la incomprensión. Tengo proyectos que necesitan la sensibilidad de quienes deciden. Yo sueño muchas cosas, como hacer una ópera con la rumba.

Ha ganado el Grammy y el Cubadisco, entonces, ¿a cuál premio aspira?

—Venir aquí, ejecutar esta música aunque no haya estado colmado el teatro, por lo menos los que estaban lo disfrutaron muchísimo. Esto es tan importante para mí como un Grammy o un Cubadisco. Ya gané un premio aquí. Quiero poder venir muchas veces en un año. A Camagüey la quiero.

 Foto: Alberto Santos /Colaborador Foto: Alberto Santos /Colaborador

OTRAS NOTAS

Vale 2 entrañó más que el concierto. Alejandro Falcón aprovechó para intercambiar con estudiantes del Conservatorio de Música José White, donde presentó su libro Danzando entre puentes, de piezas para piano que recrean géneros de la música cubana con la influencia de jazz.

En un aparte con Adelante Digital, comentó de su trabajo de composición de la música para la telenovela cubana Vidas cruzadas, estrenada esta semana, propuesta que Falcón desea que el público también disfrute.

Enrique Pérez Mesa, quien rompió los mitos al invitar al público a bailar, y compartió un criterio alentador en relación con la Sinfónica de Camagüey: “Es una orquesta en franca recuperación. Se está incorporando mucha gente joven. Mantiene vivo el espíritu de Jorge Luis Betancourt”.