CAMAGÜEY.- El concierto de Qva Libre anoche fue uno de los que mayor concurrencia ha logrado en la Plaza del Carmen, a propósito de las celebraciones por el aniversario 201 del nombramiento oficial de esta ciudad.
Duró cerca de dos horas y no quedó un quicio libre de los vecinos, anfitriones habituales de esas prácticas artísticas, gracias a las cuales otros años han disfrutado desde la puerta de la casa de Kelvis Ochoa, David Torrens y Raúl Paz.
Qva Libre está pulsando el gusto de estudiantes universitarios y de la enseñanza media, quienes por razones de la edad no bailaron con la anterior mixtura pegajosa y experimental de funk, rock, hip hop y algunos ritmos cubanos.
Sin embargo conocen al dedillo cada letra de la nueva etapa con la onda comercial del reguetón, motivo del desencanto de muchos que siguen la agrupación desde sus inicios en los 2000, y para quienes solo evocó estribillos.
Amor prohibido, Juntos pero no revueltos, Tú eres la razón y Yo te deseo suerte fueron de los temas coreados de principio a fin, una prueba de ese dominio, porque lo cantado en la tarima no se escuchaba bien por la falta de ecualización del audio.
Cada concierto es una muestra de la funcionalidad de la plaza, con el auspicio de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, en su empeño por estimular el cuidado de la urbe.
Pero de la conciencia ciudadana faltan las mejores actitudes, al menos por los malos ejemplos de los padres que anoche permitieron a los niños encaramarse en las macetas con plantas ornamentales y en los postes de las luminarias.
Qva Libre le cantó a Camagüey en la Plaza del Carmen como regalo a los moradores y a los visitantes, lástima que en este caso la idea no fluyera con la organicidad de otros conciertos.
El sentimiento de orgullo de ser camagüeyano entraña un sentido profundo del arraigo, la identidad y la educación de la cuna, patrimonios para salvar a las puertas de los 505 años de la fundación de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.