CAMAGÜEY.- Su tesoro es único en el patrimonio cubano. El inmueble, Monumento Nacional, contiene tres museos en uno por las colecciones de Artes Plásticas, Historia Natural e Historia, pero esta última no se ha visto completa, solo la parte de arqueología aborigen, del devenir de Puerto Príncipe y momentos de las luchas por la independencia.

Casi a la entrada recibe la bandera ondeada en la gesta del ‘68.Casi a la entrada recibe la bandera ondeada en la gesta del ‘68.Poco a poco la colección de Historia del Museo Provincial Ignacio Agramonte sana los olvidos —una premisa del fundador Mario Aquiles Betancourt—, al exponer más piezas restauradas en su escritura visual de nuestro pasado.

En solo dos años ha elevado su valor el espacio de la Guerra Grande, parte de la sala Mario Aquiles Betancourt dedicada a las gestas de independencia, por la intensidad del guion de Aymée Vázquez Silva y Annerys Fernández Mendoza, con un sentido del montaje que vindica a los generales en la franca convivencia con los mambises anónimos.

La imprenta La Libertad publicó varias periódicos mambises.La imprenta La Libertad publicó varias periódicos mambises.Nuevos atractivos son la imprenta La Libertad, gestionada por Salvador Cisneros Betancourt, los espuelines de Agramonte junto a los pocos objetos relacionados con el combate de Jimaguayú, y una máquina de coser donde confeccionaron escarapelas y uniformes.

La sala ganó también con las vitrinas de cúpula porque permiten visualizar mejor la artesanía y las colecciones de machetes y otras armas como el revólver avispero, tan usado por las mujeres.

El resultado orgánico nace del trabajo de equipo, al involucrar a los conservadores, a los departamentos de Investigaciones y de Animación y al equipo de montaje del Centro Provincial de Patrimonio.

“Queríamos contar una guerra, la vida cotidiana en la manigua y el enfrentamiento con las tropas. Tenemos sorpresas para el 10 de octubre y para el 4 de noviembre”, enfatizó Annerys Fernández Mendoza, especialista principal del departamento de Investigaciones del museo.

—¿Cuánto del museo llegó a la producción de la película El Mayor?

—Como asesores de diferentes áreas buscamos la parte científica. Prestamos el servicio para que vieran los originales: cómo era una escarapela, una jicarita, una cuchara, las armas, los grados. La camisa de Bernabé Varona, “Bembeta”, sirvió de modelo para los uniformes. Parece que es de los pocos existentes de la guerra del ‘68. Bembeta fue uno de los primeros generales y tuvo un intento de invasión hacia Las Villas antes de la conocida.

—Se abren instalaciones que emplean tecnologías digitales, ¿por qué defiendes una sala sin pantallas táctiles?

—Tengo opiniones de todo tipo y eso significa que las personas están interesadas. La sala emociona a las personas y está con estos tiempos. Su montaje en los paneles brinda textos breves y asequibles. La museografía es sencilla. No hay barreras. Además, por la claridad, la transparencia en cuanto a los colores, el respeto al edificio del siglo XIX y la pasión de quien atiende al público, yo creo que siempre habrá museos con piezas originales, y la gente vendrá porque lo digital no es como tenerlo cerca.

—Eres de una generación privilegiada, ¿cómo lograron salvar de los olvidos?

—El museo se inauguró el 23 de diciembre de 1955 con una sala espectacular de Historia. Soy de una tercera generación de museólogos apasionados, la que logró reabrirla en el 2013, después de permanecer cerrada durante más de 20 años. Nos inspiramos en aquellas vitrinas sencillas donde la pieza brilla. Heredamos de Mario Aquiles Betancourt y el Patronato el montaje para contar de forma directa, vivencial. Vamos pagando deudas con el pasado, la historia nacional, los fundadores del museo, los que le siguieron y sobre todo, con los niños y los jóvenes quienes ya pueden ver este patrimonio.

Muestra de la belleza y la utilidad lograda en la manigua.Muestra de la belleza y la utilidad lograda en la manigua.