CAMAGÜEY.- Su primer tabloncillo fue una cancha de voleibol que abandonó al pasar a jugador de banco. Luego probó como aprendiz de veterinario, pero no terminó la carrera. Cuando tomó el otro rumbo supo que no desistiría jamás. En efecto, 20 años después, Freddys Núñez Estenoz persiste en el teatro.

De su vida íntima y también de la profesional conversó en la Casa del Joven Creador, durante un encuentro que la Asociación Hermanos Saíz propicia entre sus miembros y personalidades de la cultura en Camagüey.

“Están los espacios pero falta el contenido. Los jóvenes deben generar valores artísticos, conceptos que superen la banalidad”, insistió el director de Teatro del Viento, nominado con la obra Los caballeros de la mesa redonda, a lo mejor visto en Alemania en el 2018.

Esa atención de la crítica germana delata una clave suya: “Necesito el actor que vibre sobre la escena y haga vibrar al público. Debe estar preparado física, emocional y sicológicamente, como eje y centro de la representación”.

Luego contó de sus piernas inflamadas por aguantar escribiendo delante de la computadora hasta cuatro días, solo a base de agua y té, porque “la creación llega en un momento inesperado”.

Freddys Núñez definió al dramaturgo como un filósofo, y habló de sus proyectos de libros en proceso con Ediciones La Luz y editoriales extranjeras: “Ha cambiado Cuba y si el teatro es espejo de su tiempo, lo que escribo tiene que ser diferente”.

De la faceta como profesor de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre añadió: “La labor de pedagogo me hace feliz, sobre todo cuando de 20 alumnos logras que dos se consagren a la escena”.

En cuanto a otro rol protagónico, como presidente de cuatro ediciones del Festival Nacional de Teatro de Camagüey, comentó del visionaje de 117 obras, sin adelantar lo admitido para la próxima, prevista del 6 al 14 de octubre y dedicada al aniversario 150 de los sucesos del Villanueva.

“El teatro en Cuba se ha acomodado, hay intrusismo profesional, no existe la producción y todo el mundo sigue cobrando su salario. El teatro, cuando se pone en escena, no es para mostrar el ego personal de nadie”, sentenció.

También mencionó proyectos para dirigir en Alemania y Viena y aunque declaró su gusto de viajero por el mundo, enfatizó con arraigo: “Ni con un balcón al Danubio con tulipanes, ni aunque vuelva el período especial me voy, porque aquí hago el teatro que quiero. Un país con más maletas que habitantes no es un país”.

En el tiempo libre ve la novela brasileña y las series Juego de Tronos y Aida, toma “café bueno” o no mezclado, cuida a la perra y se forja la coraza porque Freddys Núñez teme a la soledad: “Ojalá los actores sean tan valientes de acompañarme”.

Con ellos anda a puro ensayo de la obra Heaven-Sola-Cubitas, reescritura suya sobre el texto original Heaven a Tristán, del alemán Fritz Kater, para estrenar el 24 de septiembre en La Habana, y en noviembre en Camagüey.