CAMAGÜEY.- Adrián Estévez Rodríguez no niega la decisión asumida —hace cinco años— de viajar a la capital para desarrollar sus aptitudes musicales, pero sin apartar de la mente la sapiencia de maestros y profesores, y la amistad entrañable fundada entre condiscípulos en las escuelas Vocacional de Arte Luis Casas Romero y Jose White, de Camagüey.

Quienes lo vieron crecer consagrado a los primeros acordes del piano y a los estudios de asignaturas generales, dejando a un lado los juegos infantiles y con el inconmensurable amor de Margarita, su abuela, siempre pensaron que llegaría lejos en un largo camino por recorrer.

Arribó con 19 años al Istituto Superior de Arte, transformado hoy en Universidad de las Artes. Matriculó inicialmente en la cátedra de piano y después pasó a la de composición.

—¿La Habana ha sido una nueva experiencia para ti?

—Si bien en Camagüey se aprecia desarrollo, no es como en la capital, donde llega la información más actualizada y de forma directa, y tienes la posibilidad de ver lo que están haciendo los maestros como Chucho Valdés y Gonzalo Rubalcaba…

“También se realizan muchos festivales como Plaza y Joyaz, en el que alcancé el segundo premio en la pasada edición en la categoría de composición”, dijo el entrevistado. Añadió su participación en el Jazz Plaza acompañando a colegas suyos desde el piano y como intérprete en la categoría de composición.

Adrián está enfrascado en una producción independiente y graba la música con el propósito de hacerse licenciado y fortalecer su inclinación por esa manifestación. Recordó que de la Jose White han egresado destacados intérpretes de ese estilo musical como César López, Román Feliú y Germán Velazco.

“Soy jazzista, es la música que más me apasiona, aunque no es la única que defiendo. He tocado con orquestas de música popular y, por supuesto, en agrupaciones de música clásica que me ha enriquecido a la hora de interpretar el jazz.

“Si bien uno empieza a estudiar este género desde lo más tradicional, como mismo ocurre con otros tipos de música, hoy defiendo una estética un poco más contemporánea, más actual. No defiendo géneros cubanos como el danzón y el cha cha chá, pero sí estoy a tono con la influencia de los jazzistas cubanos, aunque de una forma más subliminal”.

Desde hace poco más de un año, trabaja con agrupaciones como DECUBA, en el proyecto de Gastón Joya, reconocido bajista que estuviera en la agrupación de Chucho Valdés, y en el quinteto de Marcos Morales. Esporádicamente ha tenido la oportunidad de compartir con Ruy López Nussa y la Academia, Michael Herrera y Nueva Era. Del 12 al 15 de julio asistió al Festival Varadero Josone Jazz y acompañó en julio del 2015 a Yaima Sáez en el espacio cultural de los XVII Juegos Panamericanos en Toronto, Canadá.

La carrera de composición de la Universidad de las Artes es una especialidad muy exigente, en estos momentos  dirigida por el maestro Juan Piñera y, según Adrián, es la “más completa, con un bagaje mucho mayor en lo que es la música y asignaturas tales como Orquestación y Armonía”.

Sobre lo difícil de estudiar y trabajar a la vez sostuvo: “Nada, es logar un equilibrio y tratar de sacar provecho entre la academia y lo que aprendo en la calle, es decir, establecer un vínculo que me enriquezca y me conduzca a encontrarme a mí mismo”.

Poco tiempo hace que integra la Asociación Hermanos Saíz y señala que está muy contento de pertenecer a ella porque apoya el buen arte. Su aproximación a esa institución de jóvenes creadores la ha materializado en presentaciones auspiciadas por la organización en el Pabellón Cuba, donde todos los jueves hay un espacio para el jazz.