CAMAGÜEY.- Para mostrar a las actuales generaciones el valor de la historia, la Sala Independencia, Mario Aquiles Betancourt, situada en situada en el Museo Provincial Ignacio Agramonte Loynaz de esta ciudad, mantiene en exposición permanente múltiples piezas que ilustran la vida, el sacrificio y el pensamiento de los hombres que formaron parte de la Guerra de los Diez Años.

El empleo de nuevos conceptos de la museología que transitan desde lo decorativo, la curaduría precisa de cada elemento y el aprovechamiento adecuado de la luz artificial y natural, permiten al visitante apreciar una colección que inicia con un recorrido por el Puerto Príncipe, de mediados del siglo XIX, cuando comenzaron a gestarse, con el alzamiento de Joaquín de Agüero, los primeros intentos conspirativos contra la metrópoli española.

“A partir del 2013 trabajamos para darle una visualidad contemporánea a la Sala Independencia, llamada Mario Aquiles Betancourt, en la que incluimos vitrinas que imitan a las empleadas en el 1955, año de inauguración del museo, y se estableció un recorrido temático de los hechos para guiar de una manera didáctica al público, como el de la medicina en la campaña y los sucesos de la Asamblea de Guáimaro”, dijo a Adelante Digital la especialista principal de la institución, Annerys Fernández Mendoza.

Una de las particularidades del salón resulta el apoyo informativo sobre los combates más importantes de la guerra, de sus líderes y de sus pensamientos que se brindan en los paneles ubicados en diferentes espacios de la colección. Cada uno ajusta su diseño y contenido, como complemento de las distintas piezas en exhibición.

Entre las pertenencias que se encuentran en la sala destacan los espuelines de Ignacio Agramonte Loynaz, el reloj que él llevaba en los primeros años de la contienda, el revólver de Manuel de Quesada, el mandil de masón de la Logia Tínima, de Braulio Peña, y una camisa de campaña de Bernabé de Varona, según Fernández Mendoza una valiosa posesión porque “se conservan pocos ejemplares de un uniforme mambí del año 1868”.

Constituyen otros de los atractivos, objetos curiosos como la pequeña pistola avispero, la imprenta La Libertad, donde se imprimieron El cubano libre, el Mambí y La Estrella, una máquina de coser utilizada en la manigua para confeccionar escarapelas y uniformes, y las chancletas de yagua creadas por los integrantes del Ejército Libertador.

“Queremos que el visitante se dé cuenta la desigualdad de la guerra que libraban los mambises, en qué condiciones la desarrollaban y cómo sobrevivían en la manigua, así como la manera en que elaboraban vasijas con tarro, con la güira y hacían las balas en los talleres con mecanismos muy sencillos. Este es un lugar muy apropiado para aquellos que desean profundizar en la historia y de visita necesaria para nuestros jóvenes“, expresó la museóloga del centro, Adis Claret Ramos.

Además del sitio relacionado con los aconteceres de la Guerra Grande, el público que asista al “Museo Provincial” para descubrir o redescubrir sus raíces podrá andar por otros espacios vinculados con la historia como las salas de Cultura Aborígen y la de Puerto Príncipe. Actualmente, el personal especializado del museo labora, primero, en darle continuidad a la Sala Independencia hasta las luchas de la Guerra Necesaria y, luego, trabajará en el salón que atesorará reliquias del período revolucionario.

 

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