LA HABANA.- Cientos de espectadores que acudieron a la apertura del Festival Artes de Cuba, efectuada en el teatro Eisenhower del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, de Washington, bailaron al compás de ritmos cubanos.

Aunque las rítmicas sonoridades hicieron mover los pies en más de una ocasión, la invitación generalizada al baile llegó con El manisero, una de las canciones más conocidas de la música cubana.

La obra de Moisés Simons, devenida símbolo popular cubano, fue el cierre ideal para un vibrante espectáculo que contó con las actuaciones de reconocidas figuras y orquestas del país antillano.

Las primeras sonoridades de la isla que impactaron al auditorio fueron las de la música afrocubana, por medio del Quinteto de Yosvany Terry y su obra Laroko, según el reporte de la agencia Prensa Latina, desde la capital estadounidense.

Esta pieza, dedicada al espíritu de la deidad Eleguá a partir de la tradición Arará, conquistó con su combinación exclusiva de cánticos y aplausos, y dejó abierto el camino para las estelares interpretaciones de la velada.

Tras ese conjunto, los destacados pianistas Aldo López-Gavilán y Jorge Luis Pacheco ratificaron el virtuosismo que les ha ganado fama internacional con una mezcla de creaciones como La Comparsa, de Ernesto Lecuona y la emblemática Guantanamera.

La orquesta Miguel Faílde llenó de energía el interior del teatro Eisenhower con las piezas Almendra y Ran Kan Kan, las cuales levantaron a los asistentes de sus asientos, de acuerdo con la misma fuente.

Gran emoción provocó la llegada al escenario de Diva del Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, en cuya voz vibraron dos grandes canciones de todos los tiempos: Veinte años y Quizás.

De ese modo, quedaron abiertas las puertas de un festival en el que, además de la música, se darán la mano la danza, el teatro, el cine y las artes plásticas, entre otras manifestaciones.