Foto: Otilio Rivero Delgado/ AdelanteFoto: Otilio Rivero Delgado/ AdelanteCAMAGÜEY.- Sus ojos reflejan el orgullo de sentirse parte de la radio, medio al cual dedicaron toda una vida y, más que un simple trabajo, se convirtió en hogar y en espacio para que surgiera un romance convertido ahora en 30 años de matrimonio.

Ellos han guiado uno de los programas radiales más seguidos y queridos por el público camagüeyano, el policíaco Guardia Operativa. Son María Dolores Abín Valdés, o Loli, como todos la llaman, directora y asesora de programas en Radio Cadena Agramonte, y su esposo, José Aurelio Martínez Estévez, más conocido como Pepe Martínez, quien se desempeñó durante 42 años como actor, director, locutor y asesor en la misma emisora.

Pepe, ¿cómo llega usted a la radio?

—Llego al medio porque siempre me gustó, a los 16 años me presenté en Radio Cadena Agramonte para ver si había posibilidad y me dijeron que no. Seguí trabajando, en ese entonces, en la Empresa Provincial de Acopio; el salario era mínimo y para aumentarlo me fui a estudiar Topografía Militar a Matanzas. Mientras pasaba el curso, me enteré de una convocatoria donde se solicitaban locutores, que es lo que siempre me gustó.

“Mi esposa de entonces me avisó y vine a Camagüey. Se hicieron tres pruebas eliminatorias, basadas en tres condiciones fundamentales que debe tener un locutor: voz, dicción y lectura. Pasé la prueba satisfactoriamente y me propusieron trabajar en Radio Cadena Agramonte como actor. Dije que quería ser locutor, la actuación no me llamaba la atención, pero disciplinadamente hice lo que se necesitaba. Eso fue en el año 1968”.

¿Qué es lo que más le gusta hacer en la radio?

—Me califico de músico, poeta y loco. Cuando entré, aprendí a hacer de todo; donde más trabajé y lo que más me gusta aún, es dirigir programas.

¿Y el periodismo?

—Lo practiqué solo indirectamente, pues dirigí algunos programas informativos e hice locuciones en ellos, pero no es lo que más me gusta.

Y usted, Loli, ¿cómo se inició?

—Llego recién graduada de la Universidad de La Habana, de la especialidad de Historia Contemporánea. Mi boleta la asignan para Camagüey y el papá de mi hijo encontró una plaza en Radio Cadena Agramonte como asesora de programas para el Dramático.

“Creo que entré por la especialidad más difícil, la más compleja, y sigo siendo asesora de programas dramatizados, pero también de variados, así comencé a conocer la radio. Aprendí con muchos compañeros, algunos incluso ya están jubilados, otros fallecidos, escuché todos los consejos y durante estos años, que ya van a ser 35, los he puesto en práctica”.

¿Cómo surge Guardia Operativa?

—En el año ‘87 se funda el programa, por medio de Pepe, que era el director; Luis David Díaz, el escritor, y yo, la asesora. Formamos un gran equipo, aunque no sabíamos nada de policíacos. Tuvimos que aprender mucho con los compañeros del Minint de aquel entonces. Luego, en el ‘89, Pepe se enfermó y la administración me llamó para dirigir el espacio. Esos fueron los primeros pasos como directora, pues anteriormente había sido evaluada solo como asesora e hice un corto tiempo locución, pero en ese año me evalúan como directora y es lo que ahora hago: directora y asesora. Ya cumplo 35 años y estoy pensando en jubilarme para abrirles paso a las nuevas generaciones”.

¿Cómo se conocieron ustedes?

—En la radio. Participé en las grabaciones de él, para aprender, y porque la institución exigía vincularse a locutores y directores de experiencia. Ya llevamos 30 años de matrimonio.

“Hemos tenido como norma el respeto mutuo al trabajo de cada uno. Ese respeto, tanto de familia, como de compañeros, no debe perderse, y es lo que hemos hecho nosotros, y también en beneficio de los oyentes para que reciban un producto agradable, y lo valoren, como lo hacen con Guardia Operativa, pues aunque no sean especialistas de la radio nos oyen y saben”.

¿Qué definen como lo más interesante y lo más difícil en la vida dentro de la radio?

—La radio es una obra colectiva, intervienen varios factores para lograr un programa y cada uno de ellos tiene una importancia definitiva, pero a veces la dirección pasa a ser una heroicidad anónima, porque el oyente escucha al actor, al locutor y dice “qué lindo”, pero no sabe el trabajo que pasó el director para dirigir correctamente a ese actor o a ese locutor.

“La radio para mí forma parte indiscutible y palpable de mi vida personal —comenta Pepe— porque me he visto realizado dentro del medio, a pesar de dificultades, de angustias, de falta de sueño, y con un pensamiento muy claro que me enseñaron quienes me antecedieron: yo no trabajo para mí, sino para un público oyente al que le debo respeto.

“Por otra parte, intentando siempre ser imparcial. Mi hijo, José Raúl Martínez, es actor y no participo en sus evaluaciones. Una vez le dije: ‘si te puedo ayudar en algo, vienes a verme de madrugada, de día, a la hora que tú quieras, pero cuando esté en el tribunal no cuentes conmigo’. Lo mismo con mi esposa, lo bueno bien, lo malo mal, aunque al mejor escribano se le va un borrón.

“Fue difícil cuando en el año 2010 la salud me golpeaba mucho, y subir las escaleras me costaba trabajo, entonces decidí retirarme, pero me quedé como asesor de programas de los cuales fui fundador: el histórico Páginas inmortales y el policíaco Guardia Operativa, así que sigo vinculado al ICRT”.

¿Qué puede mejorar dentro de la radio?

—Creo que es importante formar buenos directores, y ese es su talón de Aquiles. El director de televisión tiene que trabajar donde está la luz, ver por dónde entra, el lenguaje de las cámaras… y en la radio ídem, porque es, como dijo el gran locutor Manolo Ortega, “sonido para ver”. Si no logras crear la imagen no estás haciendo radio, hay que manejar muy bien el idioma y las señales radiales para que llegue el mensaje al más erudito o al más analfabeto. Eso es responsabilidad del director y nos está fallando en el país la capacidad de dirección en los programas de radio, y de televisión.

¿Pudiera resumir en una frase qué ha sido para Loli trabajar en la radio?

—Dejar de ser un poco una para convertirse en oyente, en la satisfacción para quienes trabajamos, con amor, con cariño, porque empezar recién graduada, de 25 años, y hacer una vida allí inspira eso, mucho amor.