Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteCAMAGÜEY.- “Necesitamos un humanismo vivo, nutriente y apasionado”, dijo hoy Luis Álvarez Álvarez, al recibir en esta ciudad el Premio Nacional de Literatura 2017, primera vez que no se entrega en La Habana.

Su discurso, otra prueba de su agudeza intelectual, fue una clase magistral de gratitud como heredero de la tradición ensayística cubana, y de la preocupación histórica por la conservación del patrimonio espiritual de la nación.

“Llamo a desconfiar de las palabras”, afirmó para alertar de los vientos economicistas que enfocan el bienestar desde lo material, y ocultan los verdaderos problemas humanos, para los cuales no existe solución posible sin "amor a la vida".

“Falta mucho para la comprensión del ensayo”, destacó ante la subestimación de ese género literario, del que consideró fundador en Cuba a Félix Varela con Cartas a Elpidio, donde dejó como tareas “el crecimiento del país y la ética como componente básico de nuestra sociedad”, por eso, Luis insistió: “la prosa reflexiva cubana debe mantener ese legado y acrecentarse”.

En el Teatro Avellaneda, este investigador y profesor camagüeyano agradeció a editoriales, editores, diseñadores, dedicó el lauro a maestros, amigos, estudiantes y libreros, y evocó a Raúl Hernández Novás y a Desiderio Navarro, dos cercanos fallecidos.

En sus palabras de elogio, Margarita Mateo Palmer, presidenta del jurado del Premio Nacional, destacó el fecundo acercamiento a la obra martiana, la original lectura del neobarroco, la línea de pensamiento teórico y la perspectiva culturológica de la obra de Luis.

En la ceremonia, el galardonado además recibió la réplica del Escudo de la Provincia, por ser “fiel defensor, en todas las trincheras, de la Revolución Cubana”, enfatizó Isabel González Cárdenas, máxima autoridad del gobierno en el territorio.

“Hay un señorío fundador en Luis Álvarez sin ninguna dudas”, sostuvo Abel Prieto Jiménez, Ministro de Cultura, en el momento de presentación de títulos de Ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, a propósito de la dedicatoria de la 27 Feria del Libro a Eusebio Leal, y del stand de ese sello en la gran librería del Centro Cultural Casino, la víspera de la clausura aquí del más masivo evento literario cubano.