CAMAGÜEY.- Si te gusta el pop-rock, el country, el rock and roll y la balada, si militas en la Década Prodigiosa por vivirla o amarla a través del gusto de tus padres, si prefieres un lugar íntimo con tu grupo favorito y tus amigos, y si todo eso se te antoja una tarde de domingo, el lugar que te complace por 10 pesos (MN) se llama Centro Cultural Fotograma, donde puedes subir escaleras al cielo con la American's Band.

Lleva allí casi los tres años de abierto ese espacio en la calle Ignacio Agramonte, de la ciudad de Camagüey, aunque la banda existe desde el 8 de julio del 2012, cuando pasó al catálogo del Centro Provincial de la Música y los Espectáculos.

También se le ha visto en el Yesterday, en el Rincón de la Música, en la Fiesta del Tinajón, en carnavales de municipios, en Clubes de la Década, en cambio para ser justos, ha sido el Proyecto eJo su escenario natural desde antes, cuando Gilberto de la Torre Aguilar y Waldo Arteaga tocaban en el grupo Hermanos de la Torre.

“Cumplí 41 años como profesional, dice el bajista Waldo Arteaga para compartirme su certeza. Trabajé con la Orquesta Sublime, Liberación, Tuabaquey, Hermanos de la Torre. He tocado en tríos y cuartetos. De ese tiempo llevo 33 con Gilberto. Él me ha llevado a un nivel superior. La música de la Década Prodigiosa trasciende porque encantó a todas las edades. Sé que habrá American´s Band para rato”.

En Fotograma caben 68 personas sentadas. Para el público seguidor resulta pequeño, máxime si es breve el tiempo que disponen allí, a partir de las 4:30 p.m., porque a las 7:00 p.m. comienzan en el Proyecto eJo.

“La llegada de American´s Band ha sido una revolución cultural para Fotograma, con un impacto de público muy bueno”, sostiene Luis Molina, director artístico de ese centro en el que, atendiendo a la cuantiosa cifra de admiradores de la música que ofrecen, podría tener un horario más extendido. El asunto pasa por restricciones económicas que fijaron la presencia de artistas a viernes, sábado y domingo.

UNA ESCUELA ALTERNATIVA

Casi todos los instrumentistas tienen doble vínculo laboral y proceden de la enseñanza artística, salvo Rodolfo Acosta, de la guitarra prima, forjado entre roqueros que a la larga han logrado pasar las audiciones para el certificado que los despoja de la desdeñosa marca de aficionado, y les entra al universo comercial. Ganó ese aval con el grupo Faktoría.

Por el momento, Darlene Enríquez no puede simultanear como pianista en el Ballet de Camagüey, por sus cinco meses de embarazo: “Este tipo de agrupación enseña a soltarse, a quitarse el miedo escénico. Es una escuela con grandes maestros y con lecciones para la vida. Lo considero el mejor grupo para mi superación musical”.

Tocar a Los Diablos, Los Brincos... de los '60 y los '70. Hacer de Boney M… y otros cover de música de los '80, con repertorio más en inglés que en español no significa un retroceso para ellos.

El baterista Yosbel Veloz asegura haber ampliado su universo con la American's Band: “Tengo 20 años de oficio. He trabajado el jazz y la fusión con Musicora, lo clásico en la Orquesta Sinfónica. Estoy en la Banda Provincial de Concierto. Soy profesor de percusión en el Conservatorio. En la escuela adquieres un nivel para tocar cualquier tipo de música, un cajón flamenco… pero para esta no, y es importante saber ejecutarla porque es música interesante, fuerte y buena”.

Según Waldo Arteaga, el grupo ha sido una “sucursal de cantantes”, alrededor de 16 con una carrera en ascenso como la de Margarita Morales, la primera vocalista, quien está de intérprete en la popular banda Qva Libre.

La jovencita Ilian Scrich Meneses lleva par de meses. Regresó a su ciudad con nivel medio en dirección coral, después de cuatro años de estudio en el Conservatorio Esteban Salas, de Santiago de Cuba. Por esa razón cumple el servicio social al frente del Coro Profesional de Camagüey.

“Aspiro a estudiar Canto Coral en el nivel superior, enfatiza Ilian. Todavía no tengo definido para dónde voy. Hay muchos cantantes con una vida ambigua entre el canto clásico y el popular. Las técnicas son diferentes y corres el peligro de viciarte con una. Mis temas en American's Band son complejos, pero he puesto todo mi empeño, porque mientras más exigente es más provechoso para mí porque me ayuda a crecer como artista. Mi sueño siempre ha sido cantar”.

ROCANROLERO DE SIEMPRE

“Soy de cuando Elvis Presley, Bill Haley y sus Cometas. No me perdía un concierto de Los Kent. Ya estoy calvo pero tenía un pelón... Siempre fui rocanrolero”, así se me presenta Gilberto de la Torre Aguilar, director de American's Band, aunque constantemente se “delata” en el escenario, guitarra en mano, a sus 72 años de edad, en plena complicidad con su público.

¿Qué lo llevó a ser músico?

─Mi mamá tocaba guitarra y cantaba, y mi papá tocaba guitarra y era compositor. Cantábamos a dúo, a trío. Realmente, en el año '60 me fui a estudiar Medicina a La Habana, pero la música me sacó aunque me gradué como técnico de Rayos X. Estoy muy influenciado por esos años. La Década es la Década, sinceramente. Por eso decidí crear mi banda.

¿Estuvo en el concierto de los Rolling?

─ No, no pude. Quería estar, con el alma. Empezamos por ahí. Hemos hecho números de los Rolling Stone, Aguas Claras, los Beatles, Freddie Mercury, Leoncio Guerra… Son inmortales. Adapto los números a mi grupo. Componen mi repertorio porque trasmiten sentimientos, felicidad y amor.

¿Qué quisiera lograr con la banda?

─Hemos ido a Granma, a Manzanillo, a los municipios de aquí, pero a La Habana siempre se nos cae el viaje. Nuestro público es maravilloso. Nos sigue a dondequiera que vamos. La banda está en un buen momento.

Se ha mirado con prejuicio a agrupaciones como la suya. ¿Cómo defiende la cubanía?

─ La música es una sola y la americana es muy buena. En esta música no se abrió paso la chabacanería. Somos guajiros guajiros. Yo soy un cubano de pura cepa que defiendo la música como transmisora de sentimientos, de buenas energías.