CAMAGÜEY.- Fui en busca de la Dra. Yudeilys Rodríguez Ávalos, especialista de Primer Grado de Cirugía Pediátrica y Profesora Instructora, del hospital pediátrico provincial Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad, para aclarar dudas relacionadas con el comportamiento de la vesícula biliar en los niños.

Ella dio a conocer que la función de la vesícula biliar, que es un órgano en forma de bolsa o saco, es la de servir de reservorio de la bilis producida continuamente por el hígado, porque cuando comemos ocurre un estímulo hormonal que produce el vaciamiento de esta para que la bilis caiga en el intestino delgado y comience el proceso de la digestión, vuelve a llenarse y así ante cada alimento o hasta al tomar agua. Ella almacena y concentra la bilis segregada por el hígado.

Cuando el estómago y el intestino digieren los alimentos, la vesícula biliar libera bilis a través de un tubo denominado conducto biliar común. Ese conducto conecta a la vesícula biliar y el hígado con el intestino delgado.

¿Enferma en los niños la vesícula biliar?

—Por supuesto. Si algo obstruye el flujo de la bilis por los conductos biliares hay problemas, y suele ocurrir con la litiasis o como se conoce más comúnmente, los cálculos biliares formados por sustancias que se endurecen.

¿Hace función de filtro?

—No, qué va, solo de reservorio, acumula la bilis.

¿Cómo se detecta este problema en los menores?

—Presentan trastornos digestivos que cursan con dolor abdominal, vómitos profusos, sobre todo ante la ingestión de alimentos ricos en grasa, al igual que le sucede a los adultos. Comienzan con estas manifestaciones y los padres, por lo general, no lo relacionan con la alimentación, o sea, no piensan que el tipo de comida lo daña.

“Cuando son admitidos en el hospital se les indica una ecografía abdominal y se constata la litiasis vesicular. Hay ocasiones en que se les indica un ultrasonido por otras causas y se detecta este problema, es lo que llamamos un hallazgo, pero en casos así son asintomáticos.

“Algunos que sufren de un tipo de anemia, como la depranocítica (una enfermedad que se transmite de padres a hijos. Los glóbulos rojos, que normalmente tienen forma de un disco, en estos casos dan la impresión semilunar), y cuando ocurre por esta causa la vesícula siempre estará enferma”.

Imagen tomada de elsevier.esImagen tomada de elsevier.esSi estamos en presencia de un niño con vesícula biliar con litiasis y no presenta síntomas, ¿lo operan?

—Cuando esto sucede y son muy pequeños, orientamos a los padres con el comienzo de una dieta con eliminación de las grasas y todas aquellas sustancias que sean capaces de promover la motilidad de ese órgano y así se evita el movimiento de estos cálculos, produzcan dolor, y lo más importante que pasen a la vía biliar principal, que es una de las complicaciones más graves, o sea, cuando se traban a la salida de la vesícula que sería el conducto cístico, o en el colédoco, llamado así porque conduce la bilis al intestino.

A los que se les detecta como un hallazgo y no refieren síntomas, ¿pueden curar?

—No, ya es una vesícula enferma y aunque hay algunos medicamentos que destruyen las litiasis, debemos tener en cuenta que es un órgano enfermo, siempre productor de los llamados cálculos. Y algo importante, estos fármacos son indicados para adultos, no a los niños.

Si no son operados, ¿se les ofrece un seguimiento?

—Desde luego, así vemos cómo evoluciona y se adoptan las medidas a seguir ante cada situación. Si es un niño bien pequeño y el cálculo es muy grande resulta poco probable que este pase a la vía biliar principal, porque con la dieta la situación es manejable; si padecen de microlitiasis son más propensas a que ocurra y sí operamos.

¿Cuándo son operados?

—La indicación de la colecistectomía, que es la intervención quirúrgica consistente en la extirpación de la vesícula biliar, y que desde hace unos años la realizamos de manera laparoscópica o mínimo acceso, la hacemos cuando los pequeños presentan síntomas y no resuelven con la dieta; sin embargo, sin son asintomáticos y controlados con la dieta podemos esperar a que crezcan un poco, porque al final la cirugía se hace, pero ya más grandecitos.

¿Siempre cumplen con las orientaciones relacionadas con la dieta, en estos casos los padres como es natural?

—Desgraciadamente no.

Infiero entonces que el fin será una colecistectomía…

—Sí; no obstante, con la posibilidad de hacerla por medio de la laparoscopia, y esto posibilita una situación postoperatoria menos incómoda y más rápida.

“Ese paso de los cálculos a la vía biliar principal hay que evitarlo a toda costa porque puede llevar a un cuadro extremadamente grave, al no pasar la bilis la persona comienza con íctero (coloración amarillo-verdosa) y es muy grave.

“Contamos con la posibilidad de realizar un estudio denominado Colangiopancreatografía Retrógrada Endoscópica (CPRE), que consiste en una intervención mixta endoscópica y radiológica, utilizada para estudiar y tratar enfermedades de los conductos biliares y del páncreas, praxis de los gastroenterólogos, y con la utilización de contraste observan los cálculos, y por esta misma vía se pueden extraer los cálculos”.

¿Son muchos los infantes operados por esta causa?

—Aquí unos dos o tres niños en la semana.

¿Estas operaciones son exitosas?

—Sí.

¿Es más frecuente por sexo?

—Predomina el femenino y lo mismo sucede en el adulto, en este último caso porque se relaciona con mujeres con más de un parto, con la obesidad, los cambios hormonales…, y tenemos pacientes que paren con edad pediátrica y, a su vez, son obesas, incluso en la etapa de puerperio (tiempo que dura la recuperación completa del aparato reproductor después del parto, con una duración de entre cinco y seis semanas), las hemos atendido a algunas con problemas de este tipo.

¿Influye el color de la piel?

—En los niños no. En los mayores sí predominan en los de raza negra.

Si integrara ahora mismo una familia con niños pequeños, ¿qué me aconsejarías para evitar problemas de salud de esta naturaleza?

—Que los alimentaras con poca grasa, sería lo ideal, y con una dieta rica en fibra. Es bueno comer frutas, vegetales, y la realidad es que tenemos muchos niños obesos, y por esta causa disminuiríamos la posibilidad, serían lo menos propensos a padecer de litiasis de vesícula biliar.

¿Cómo llegan estos niños a ustedes, los cirujanos pediátricos?

—Lo ideal es cuando son remitidos por el médico de familia o un pediatra, en otras ocasiones son traídos por el cuerpo de guardia, solicitan nuestra evaluación y rectoramos la conducta a seguir, según corresponda, lo que no quiere decir que no los recibamos en fases más complejas.

Es una suerte conocer que muchos de los problemas de la vesícula biliar se solucionan al extirparla y afortunadamente, no es un órgano imprescindible para la vida. La bilis tiene otras vías para llegar al intestino delgado, quienes no la tienen la bilis pasa directamente al tubo digestivo. Eso sí, hay que estar atentos hasta con los niños porque en no pocas ocasiones pensamos en esto solo como enfermedad de adultos.