CAMAGÜEY.- Poco se escucha que alguien acude a la consulta  de un especialista en Anestesiología y Reanimación; sin embargo, es un hecho, que sucede todo lo contrario. Para aclararnos muchas de nuestras dudas, que coincidan, quizá, con las de los lectores, llegamos hasta la Dra. Sarah Estrella López Lazo, especialista de Segundo Grado en esa rama y en Medicina Intensiva, Máster en Ciencias de Emergencias Médicas y Profesora Auxiliar y Consultante del hospital materno infantil Ana Betancourt, de esta ciudad.

—¿Cuándo una persona acude a este especialista?

—Consultamos y a veces en más de una ocasión, como todo médico. Una de estas, y es fundamental, la que realizamos a quien será intervenido quirúrgicamente, que acontece el mismo día, o una semana o un mes antes, depende.

—¿A qué obedece la frecuencia?

—Lo primero es que siempre regirán en nosotros los mismos principios. Tenemos que conocer los antecedentes, revisamos la historia clínica bien confeccionada por el cirujano que lo operará y estamos pendientes de estudiarlo de manera integral.

“Vemos al paciente como un todo. Lo primero a indagar es si se ha operado en ocasiones anteriores, eso es muy importante y si conserva la historia anestésica previa nos ayuda. Averiguamos si padece de una enfermedad crónica y si está o no compensada. Todo de una forma exquisita y no es sencillo. Cuando te enfrentas a él observas hasta cómo camina, cómo se manifiesta”.

—¿Si estuviera compensada?

—Perfecto, entonces continuamos con el interrogatorio. Debemos saber qué medicamentos toma y tenemos la obligación de indicarle si continúa con ellos o los suspende hasta tanto sea operado o los sustituye por otros.

“La aspirina, tan utilizada por la población es anticoagulante y se quita, de lo contrario, se producen las hemorragias. Tampoco son permitidas las tabletas anticonceptivas porque se da la posibilidad de una trombosis venosa, asimismo, algunos fármacos que parecen inocuos como los naturales tenemos que saberlo porque no son pocos los que necesitan ser suspendidos, sobre todo los herbolarios porque llevan a trastornos de la coagulación. Incluso, algunos ni siquiera están bien estudiados”.

—¿Si alguien llega de urgencia y se conoce que toma aspirina todos los días?

—Se opera bajo estricta vigilancia de la coagulación, de los factores de riesgo y reponer lo que sea necesario. Se le administran plaquetas, sangre fresca, lo que requiera.

—¿Y si no está controlada su enfermedad de base?

—Empezamos a actuar. Tratamos de compensar al paciente.

—¿Si la intervención quirúrgica es una urgencia?

—Por eso decía: tratamos de compensar al paciente, porque en esos casos la consulta la tenemos que hacer a la entrada del quirófano.

“Si nos llega en ese estado, es un diabético y su glucemia está elevada le indicamos un tratamiento, estamos obligados a llevarlo a la normalidad antes de ser operado”.

—Eso indica que el anestesiólogo se comporta como un clínico, conoce cómo frenar un padecimiento, incluso, en poco tiempo…

—Así es. No siempre logramos auxiliarnos de un clínico, un endocrinólogo o un cardiólogo, por solo mencionar algunas de las especialidades más frecuentes en casos de tanta rapidez.

“En ocasiones sí, interconsultamos y nos ponemos de acuerdo, sobre todo cuando se trata de una intervención quirúrgica planificada o electiva”.

—¿Realizan o no examen físico?

—Por supuesto, desde el punto de vista respiratorio, cardiovascular, revisamos su tensión arterial, cómo se encuentra su columna vertebral y además la vía aérea.

¿Por qué la columna vertebral y la vía aérea?

—La primera por la posibilidad de la anestesia espinal hay que ver si está alineada, si no hay infecciones en la piel o los tan comunes tatuajes, estos hacen variar el lugar de entrada ya que no pueden ser atravesados, porque de llevarse la tinta al espacio espinal se provocan complicaciones; mientras, en el segundo caso la evaluación es con vista a la intubación. Mira, nosotros vamos a una fiesta y le analizamos hasta la cara a las personas, siempre estamos pensando en eso, en si los dientes son promisorios, el cuello corto o en determinados estigmas que indican cómo aplicar la anestesia, son cosas que llevamos dentro, como una manía.

—Se piensa que la anestesia duerme al paciente y ya…

—No, no es así. Después que lo duermes, lo relajas, utilizas un tubo endotraqueal y lo acoplas a una máquina que respira por él y todo muy bien concebido. A veces presenta dificultades anatómicas, como la obesidad, problemas de artritis, hasta si posee la lengua muy grande u otras deformidades de la cara y todo eso se evalúa previamente.

—Además del padecimiento a corregir y otras enfermedades crónicas, ¿consideran ustedes los hábitos tóxicos?

—Es algo esencial. El fumador lleva en su contra un exceso de nicotina y una posible complicación; sus pulmones son más propensos a los broncoespamos, se infectan con más facilidad, y la fragilidad capilar aumenta.

“Si tenemos tiempo le decimos, al menos, 15 días antes que deje de fumar es mejor; sin embargo, no siempre sucede así y en otros casos no son obedientes, no interiorizan el problema

“Otros son los que ingieren bebidas alcohólicas, esos tomadores habituales mantienen un nivel de alcohol en su organismo y el anestésico es una droga, por lo tanto habrá que aplicarle más”.

—¿Qué más aporta esta consulta?

—El enfermo evacua sus dudas, pregunta el tipo de anestesia que recibirá y el porqué una y no otra. Se le explica, este es el momento en que además de llenar un consentimiento informado hacemos empatía con el paciente y él conoce que el anestesiólogo va a trabajar para él y, a su vez, confía.

“Tal vez sea ese el único momento que lo vea porque desgraciadamente en muchas ocasiones el que hace la consulta no es el mismo que da la anestesia, mientras lo ideal sería lo contrario, así la persona confía, por eso la exigencia en el nivel de detalle en cada una de estas historias clínicas.

“Le explicamos cuánto tiempo requerirá su ayuno, después qué comer, si es líquido o sólido, este medicamento lo tomará hasta tal hora, este no, en fin, todo. La persona entra al quirófano bien informada, ya bastante se preocupa con la soledad que experimenta con el solo hecho de estar allí”.

—Por experiencia sé que se siente frío, temor, una luz diferente, un ambiente nada común…

—Cierto, esa es la sensación y nosotros formamos parte de ese equipo que ofrece o no seguridad. Resulta incómodo sentirte sin ropa de momento y hasta eso estamos obligados a cuidar.

—¿El especialista determina el tipo de anestesia o el paciente elige?

—En ocasiones se hace un convenio porque la mayoría de las personas no conoce de las características de cada anestesia, se le explica y convence de su situación, del peligro que corre por una causa u otra.

“A las embarazadas que necesitan de una cesárea por lo general se les aplica un anestésico regional porque sus vías aéreas son difíciles, participan en el nacimiento de su hijo, lo escuchan; solo usamos la general en casos excepcionales.

“Otros enfermos son aprehensivos, miedosos y prefieren la general, se niegan a otras y no cooperan, a la sazón accedemos porque valoramos riesgo- beneficio”.

—¿Sienten que los pacientes confían en ustedes?

—Cómo no y ese es uno de nuestros propósitos y aquel que confía en el anestesiólogo, y en el equipo en general, sale muy bien, es raro que el proceder completo no sea exitoso.

“Por eso cuidamos la ética. Dentro del salón debe primar la armonía, el respeto… La comunicación es vital, no es solo ser un dechado de virtudes con una aguja en las manos, hay que ser ético, profesional, y amar la especialidad porque desarrollamos una relación íntima con el paciente.

“Vamos a ubicarnos en el espacio de un salón de operaciones, el anestesiólogo está a la cabeza del paciente, se le sienta al lado, le conversa pegadito a la cara, le toca sus manos, hasta acaricia su cara a pesar de tantas cosas de las que le corresponde ocuparse y eso hace que ese enfermo se sienta tan bien, tan acompañado y protegido”.

—Vamos a la reanimación…

—Nos pasamos la vida reanimando. Esta es la única especialidad médica que como tal no se aplica para resolver su problema de salud, sino para que otro lo solucione. Nosotros llevamos al paciente cerca de la muerte, esa es una realidad y después lo sacamos de ahí, o sea, lo llevamos a un escenario anormal y lo regresamos; es como un vuelo, que después de andar por lo más alto es obvio el aterrizaje.

“Quiero decir con esto que no solo reanimamos ante un paro cardíaco o alguien muy grave, aunque en esas contextos tenemos una altísima responsabilidad y un rol protagónico, nos pasamos la vida reanimando, es así.

“Tenemos que estar muy pendientes del cirujano, por si acaso incrementa el tiempo quirúrgico, cambiar nuestros planes in situ, es muy difícil”.

—¿Ante un fracaso?

—Qué decir. Cabe la posibilidad de alergia a un anestésico local, a veces de forma brusca y abrupta, y no podemos saberlo, queda una sensación muy difícil.

—Si alguien será operado y padece de varias enfermedades crónicas, ¿Qué hacen?

—Para esas personas contamos con una consulta de alto riesgo y es valorada por un equipo multidisciplinario, entre este el anestesiólogo.

—He presenciado alguna que otra intervención quirúrgica y al final escucho al cirujano que le agradece al anestesiólogo por la excelencia de su labor, ¿qué sienten ustedes en un instante así?

—Por lo general eso ocurre cuando se trabaja en equipos fijos porque la confianza es mutua, se buscan. La anestesia no es solo para que no duela, sino para mantener vivo al enfermo y no presente recuerdos trans-operatorios, esos hay que evitarlos, son muy desagradables.

“Sin lugar a dudas te sientes reconfortada, más aún si ese paciente despierta, uno le quita el tubo, y después que casi respiras y lates por él, te mira y te dice: gracias, eso es lo máximo.

“Es como una magia. Tal vez no somos tan reconocidos como otros médicos; el anestesiólogo se aparta por sí mismo y no tiene por qué hacerlo, nadie le impide que vaya a visitar al operado después y es bueno”.

—¿Hasta aquí llega el papel del anestesiólogo?

—No, está para la rama del dolor, y no como simples “aliviadolores”, sino que se busca la causa; no obstante, esa puede ser otra de tus consultas.

Sugerencia que agradezco… y tomo nota.