CAMAGÜEY.- Volvemos a nuestra consulta, esta vez con una afección que mucho se ve, pero no se conoce en toda su magnitud: la alopecia. La amabilidad de la Dra. Gladys Veloso Padrón, especialista de 1er. y 2do. Grados en Dermatología, Profesora Consultante y Auxiliar, Máster en Medicina Natural y Tradicional, del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad, nos aclaró que el término viene del griego alopex: zorro, el que al verse afectado por la sarna se le caía el pelo.

Al adentrarnos en el tema, aclaró que son varios los tipos de este padecimiento, por lo tanto, se hace casi imposible abordarlos todos, y sí los más comunes, no sin antes dar a conocer las características del cuero cabelludo y que el pelo transita por tres fases.

—¿Puede referirse a estas?

—Cómo no. La anágena o de crecimiento dura alrededor de mil días o tres años y en esa se encuentra entre el 80 y el 95 % de los pelos del cuero cabelludo, y se sintetizan nuevos cabellos, es primera fase productiva del ciclo piloso en un folículo.

“Otra es la catágena, o de transición, extendida desde el final de la de crecimiento hasta el principio de la de reposo, con permanencia de dos a tres semanas, cuando el 2 % de los pelos se encuentra en ese estado, en la que se observa su formación. A partir de entonces sigue la telógena o de reposo, hay caída del pelo, de tres a cuatro meses, con el 8 al 10 % en esa situación”.

—De acuerdo con lo que me explica, el pelo del cuero cabelludo se mantiene en esas tres fases a la vez…

—Así es. Es normal que a las personas se le caigan alrededor de 100 a 150 pelos diarios, de los 100 000 que poseen como promedio. Esto no quiere decir que se vaya a quedar calva o calvo, porque mientras unos caen, otros se encuentran en una fase diferente, es un ciclo, y crece aproximadamente un centímetro al mes.

—¿Puede caerse el pelo en los días de la menstruación en las mujeres?

—No, nada que ver, es un mito de antaño.

—Si a los seis meses de nacido se afeita la cabecita del bebé, ¿brota con más fortaleza?

—No. Otro concepto erróneo.

—¿Las más frecuentes?

—La pérdida del pelo en una zona circunscrita y a la difusa, esta última con una etiopatogenia (causas y mecanismos de cómo se produce una enfermedad concreta) diferente a la otra.

“Aparecen en diversas formas, como son las cicatriciales —cuando dejan cicatrices—, en su mayoría por causas traumáticas u otras, o no traumáticas, las congénitas…

“Las difusas son abundantes. Al recién nacido se le cae el pelo y es cuando decimos: ‘lo está mudando’; también sucede en el posparto, ante grandes cirugías con pérdida de sangre importante puede ocurrir y lo mismo luego de una dieta intensa, fiebres prolongadas y el uso de contraceptivos.

“Si observamos el mundo piloso del cabello veremos que estos no van a estar pigmentados. La difusa anágena, que se llama efluvio anágeno (es una pérdida generalizada del pelo en su fase de crecimiento) o efluvio telógeno (es una caída difusa, reversible y más brusca que en el caso de la alopecia androgénica), de esta hablaremos después, está a menudo en los enfermos de cáncer por las drogas usadas para combatirlo, o sea, cualquiera de las quimioterapias, en estos casos en cuanto suspenden el tratamiento la persona recupera su pelo.

“Otra muy frecuente es la masculina, la androgénica. A partir de la adolescencia los muchachos van viendo las llamadas entradas”.

—¿Está relacionada con el factor hereditario?

—En ocasiones sí, entonces no hay solución. Pero si se corresponde con un aumento de una enzima que es la 5 alfa reductasa, que va a producir una acción sobre la testosterona, entonces puede revertirse. Las personas deben acudir al médico y estos son los encargados del tratamiento. Son múltiples los medicamentos y en algunos países se acude al implante de cabello.

—¿Utilizan la medicina natural?

—Sí, y mucho.

—¿Y en la mujer?

—Esta es muy ligada a los hombres, y también aparece en las mujeres, aunque con diferencia en su manifestación, no con esas entradas sino con tipo de árbol de navidad en la zona central, eso se observa al bajar la cabeza. La conducta médica a seguir no es igual y requiere de indicación especializada.

—¿Algunos medicamentos llevan a la alopecia?

—Desde luego. Como es el uso excesivo de la vitamina A, sobre todo si la consumen por más de tres meses, los conocidos priles en general, el ácido bórico, entre otros.

—¿Y esa que uno ve redonda?

—La areata. Son placas que pueden salir en el cuero cabelludo y en otras partes del cuerpo, como en las cejas, perder las pestañas, por una enfermedad autoinmune, con lupus, las tiroiditis y otras de tipo endocrino metabólicas y con trastornos en los linfocitos T, o en pacientes con síndrome de Down; sin embargo, lo más frecuente es el factor hereditario, en una familia con varios episodios y se recupera.

“Puede llegar a ser universal, en todo el cuerpo muy vinculado con trastornos psíquicos”

—Aparte de la herencia, ¿hay factores desencadenantes?

—El estrés, un foco séptico, trastornos visuales…

—De manera general, ¿los tratamientos tienen buenos resultados?

—Sí. El paciente recupera su pelo.

“Tenemos la tipo traumática, por fricción en encamados; por tracción, como les sucede a las bailarinas, el uso de los rolos, los cintillos; la tricotilomanía, esos que estudian, leen o se duermen dándole vueltas a un mechón de pelo con sus dedos.

“Hasta hace poco quienes se desrizaban con el peine caliente, y ahora con las planchas, la queratina, todos esos procederes pueden traerlos a consulta, son de tipo cosméticos, relacionada con los hábitos de la moda”.

—La alimentación, ¿tiene algo que ver?

—Por supuesto, influye mucho una alimentación balanceada. El mejor frijol es el que menos gusta: la lenteja, es buenísima para el pelo.

—¿Cómo llega el afectado hasta aquí?

—Siempre es atendido. Está el que viene remitido desde la atención primaria de salud, otros vienen directo. Todos reciben una atención esmerada, los animamos y la mayoría de los pacientes se van complacidos.