CAMAGÜEY.- Las consultas médicas relacionadas con los niños son muy sensibles, máxime cuando de sus corazoncitos se trata. Agradezco la gentileza al doctor Carlos Oliva Céspedes, especialista de 2do. Grado en Pediatría y Cardiología, Profesor Auxiliar, Máster en Atención Integral al Niño Discapacitado, del hospital pediátrico provincial Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad, y además, el responsable de la Red Cardiopediátrica en la provincia, la que a nivel nacional fue creada hace 33 años.

¿En qué consisten las cardiopatías congénitas?

—Es un grupo heterogéneo de anomalías del corazón, con una incidencia de ocho casos por cada mil nacidos vivos, y ese comportamiento es en Cuba y a nivel mundial, y se registra en dependencia de los nacimientos, que en la provincia están en unos 8 000 anualmente.

Ainadys Ortiz Caballero, de dos años, del municipio de Florida, ríe y posa feliz. Ella fue intervenida quirúrgicamente en el Cardiocentro del William Soler, en La Habana, porque padecía de la enfermedad del corazón llamada tetralogía de Fallot, que le fue detectada a los tres días de nacida. Evoluciona muy bien.Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteAinadys Ortiz Caballero, de dos años, del municipio de Florida, ríe y posa feliz. Ella fue intervenida quirúrgicamente en el Cardiocentro del William Soler, en La Habana, porque padecía de la enfermedad del corazón llamada tetralogía de Fallot, que le fue detectada a los tres días de nacida. Evoluciona muy bien.Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

¿Cuántos casos detectados en un año?

—En los últimos lustros hemos recibido entre 60 y 62 cardiópatas al nacer cada año. Unos con padecimientos ligeros, otros más severos. De esos 60, alrededor de dos por cada mil nacidos vivos son los de cardiopatías más complicadas, las que ponen en peligro la vida, por lo tanto requieren de un tratamiento precoz, y son estos los más relacionados con la mortalidad infantil.

“Desde el punto de vista de la etiología, que es la parte de la Medicina que estudia el origen o las causas de las enfermedades, en las cardiopatías congénitas ocurre, en su mayoría, por una herencia multifactorial. Se habla de que pueden ser provocadas por algunos genes al interactuar con factores ambientales. Más o menos un 13 % tienen una etiología específica, como son: el síndrome genético, sobre todo en los de Down, de Marfan, de Turner y otros.

¿Hay posibilidad de que sean provocadas por algunas enfermedades padecidas por las madres?

—Desde luego, en hijos con antecedentes de enfermedades sistémicas como la diabetes mellitus, el lupus eritematoso, e incluso, estudios recogen afecciones cardíacas cuando la madre toma algunos medicamentos utilizados para el tratamiento del tiroides y otros anticonvulsionantes, pero la mayor cantidad responde a familias sin antecedentes previos, de ahí la expresión de herencia multifactorial.

¿Es prevenible?

—La prevención se basa, fundamentalmente, en la ingestión del ácido fólico, porque interviene en la síntesis de sustancias vinculadas con los núcleos proteicos; el ADN (ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos conocidos y algunos virus, y es responsable de su transmisión hereditaria) y el RNA (ácido nucleico formado por una cadena de ribonucleótidos, y sus moléculas se copian exactamente del ADN mediante un proceso denominado transcripción).

¿Puede explicarme?

—Para que se entienda mejor, son los encargados de la multiplicación celular que interviene en la formación del organismo humano y las personas no tienen conciencia de su importancia.

Es decir, ¿el ácido fólico influye en evitar la cardiopatía congénita?

—Y no solo las cardiovasculares, sino que impide malformaciones del tubo neural, y digestivas.

¿Cómo podría saberse si un bebé viene  con enfermedades cardiovasculares desde el claustro materno?

—Se puede y es vital el diagnóstico prenatal. Este chequeo se realiza a todas las gestantes cubanas en el pesquisaje, que incluye el ultrasonido, la ecografía cardíaca fetal…, y ante la sospecha el seguimiento es más riguroso en consultas con especialistas en Cardiología y genetistas del Centro de Genética Provincial, ya en Camagüey propiamente.

¿Incluso en las más graves?

—En casi todas las cardiopatías, sobre todo aquellas incompatibles con la vida, puede conocerse mediante el diagnóstico prenatal y en el Consejo Cardio-genético se llega al consenso de la severidad del problema. En todos los casos explicamos los riesgos, las posibilidades quirúrgicas con que cuenta nuestro país, y a partir de ahí la pareja decide o no interrumpir el embarazo. Ni los cardiólogos ni los genetistas asumimos una decisión de esta naturaleza, siempre es la familia.

¿Si decidieran continuar con el embarazo?

—Se les ofrece la atención y seguimiento adecuados y si está entre las cuatro cardiopatías más complejas, que son la atresia pulmonar, la transposición de los grandes vasos, síndrome de hipoplasia de las cavidades cardíacas izquierdas y la interrupción del arco aórtico, en el Ministerio de Salud Pública se ha decidido que esos bebés tienen que nacer en el Hospital Materno Infantil Ángel Arturo Aballí, en La Habana; para esos y todas las necesidades alrededor de estos padecimientos es que contamos con la Red Nacional Cardiopediátrica.

“O sea, después de las 36 semanas de embarazo enviamos a la señora a esa institución hospitalaria, se ingresa, el bebé nace allá, es trasladado al Cardiocentro de la capital, le realizan la intervención quirúrgica de urgencia, y como todo está más cerca, hay muy buenos resultados”.

¿Son más las parejas que deciden continuar el curso del embarazo?

—No. En alrededor del 83 % de los casos lo interrumpen; un 17 % no por diversas causas y todas respetadas. Las cardiopatías complejas influyen en la mortalidad infantil, las anomalías congénitas son la segunda causa de muerte en menores de un año y de estas, el 50 % son cardiópatas.

De no detectarse en la etapa prenatal, ¿qué sucedería?

—Puede ocurrir. Incluso, en ocasiones aparece en los primeros días de nacidos, mas no siempre, porque consigue manifestarse pasados meses y hasta años.

¿Cómo los padres sospechan de que algo anda mal en ese sentido?

—Hay que estar pendiente de si los hijos tienen dificultad en la respiración, sobre todo si lo hace muy rápido; o a la hora de alimentarse, porque ese es uno de los mayores gastos de energía en los más pequeños, ese es su ejercicio más fuerte, entonces debe definirse si se fatiga al hacerlo; o si suda mucho a la hora de comer. No quiere decir que estos síntomas sean siempre por problemas del corazón, pero hay que atenderlo, estudiarlo y definirlo.

“Si hay cambios en su coloración, como la palidez, si se pone cianótico al llorar. Ante estos trances debe ser llevado al médico para que sea examinado y diagnosticado lo antes posible”.

¿Les llegan numerosos enfermos tardíamente?

—Por lo general los niños cardiópatas son detectados a tiempo, todo el mecanismo está creado para ello y la familia cuida y observa a sus bebés.

¿Hasta dónde Camagüey alcanza la posibilidad de atención?

—Los que nacen en Camagüey porque no fueron diagnosticados en el período prenatal no quedan desamparados; por lo general hay que utilizar un medicamento que se llama Prostín, indicado como terapia paliativa, no definitiva, para la mantención temporal de la permeabilidad del ducto arterioso hasta que pueda realizarse la cirugía paliativa o correctiva en recién nacidos con defectos cardíacos congénitos y quienes dependen del ducto arterioso permeable para sobrevivir, protege al niño y está garantizado en todo el país, ese y otros, por el mecanismo muy bien ajustado de la Red Nacional Cardiopediátrica.

“Y es importante conocer que cada ámpula cuesta 500 dólares. Este que usamos es de la India. Los norteamericanos no nos lo venden por razones del bloqueo impuesto a Cuba. Nos costaría mucho menos si lo trajéramos desde los Estados Unidos.

“Se le mantiene una infusión a los niños para trasladarlos a La Habana, habitualmente un ámpula en cada caso, que además, se hace con el pequeño ventilado, acompañado de un médico y una enfermera. Igual, por medio de la Red Cardiopediátrica se coordina el ingreso y luego de operado continúa su atención aquí”.

¿Hasta qué edad ofrecen sus servicios a estos niños?

—Llegan a adultos y los atendemos, los pacientes y sus familias hacen una buena empatía con su médico, por eso ya se habla de crear una consulta de cardiopatía congénita del adulto, eso sí, nunca los dejamos desamparados.

“El Programa de Atención a Niños Cardiópatas le revierte a la sociedad lo que se gasta en ellos al llegar a adultos, y que es bastante porque todo le cuesta al Estado, no es solo la atención médica y hospitalaria, se incluyen los medicamentos, la transportación, todo; sin embargo, al integrarse a la sociedad lo revierten. Nosotros los tenemos que trabajan, son útiles, tienen sus hijos, a pesar de que nacieron con cardiopatías y fueron intervenidos quirúrgicamente.

“El Cardiocentro del William Soler cumplió 30 años, y nosotros tenemos más de 600 niños camagüeyanos operados durante esas tres décadas, con buenos resultados, y otro grupo ha sido operado en el Cardiocentro de Santa Clara. Los resultados están muy relacionados con el apoyo del Estado, sin ese no habría sido posible”.

¿Hay algún tipo de comportamiento de la madre, que si lo erradicara evitaría un hijo con tal enfermedad?

—Sí, es importante evadir los hábitos tóxicos en la madre, como las bebidas alcohólicas, el fumar, las infecciones, además, insisto, en la necesidad de ingerir el ácido fólico desde mucho antes de querer concebir su hijo, porque el organismo no lo sintetiza y tiene que recibirlo. La madre que no fuma puede hacerlo de manera pasiva, algo que determina negativamente igual. A veces los padres u otros familiares fuman encima de los muchachos, eso es fatal.

“Y como decía antes, en los casos de las mujeres diabéticas tienen que planificar su embarazo, ponerse de acuerdo con su médico de cabecera para que la estabilice, mantener una dieta apropiada, y siempre, ingerir el ácido fólico”.