Dra. María Oliva Barroso Rodríguez.Foto:Otilio Rivero Delgado/AdelanteDra. María Oliva Barroso Rodríguez.Foto:Otilio Rivero Delgado/AdelanteCAMAGÜEY.- La Dra. María Oliva Barroso Rodríguez, es una especialista en Urología y Profesora Asistente del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad, con sobrada experiencia para abordar esta Consulta Médica. Las enfermedades de transmisión sexual no escapan a ese servicio de salud, sobre todo las uretritis y ya veremos el porqué.

Luego de la explicación de la Profesora, conocí que las enfermedades por contagio mediante el sexo mantienen entre las principales vías de transmisión las mucosas de la boca, lo órganos genitales y el ano.

Además, que de acuerdo con su aparición, se clasifican en: las de primera generación, como son: la sífilis, el chancroide, granuloma inguinal, la uretriti gonocócica y el linfogranuloma venéreo; en las de segunda, las infecciones por herpes, la Clamydia trachomatis y la Ureaplasma urealyticum; las de tercera son el VIH, el citomegalovirus y el papilomavirus.

¿Cuáles son las más frecuentes en la especialidad de Urología?

—Las uretritis, que consisten en un proceso inflamatorio de la uretra, en la mayoría de los casos por infecciones transmitidas a través de las relaciones sexuales y en nuestras consultas recibimos muchos enfermos por este motivo. Se dividen en uretritis gonocócicas (UG), o sea, la conocida gonorrea, y las no gonocócicas (UNG).

¿Cómo se manifiesta la gonocócica?

—La gonocócica o gonorrea responde a una inflamación de la uretra causada por la bacteria Neisseria gonorrhoesa, descubierta por el médico alemán Albert Neisser en 1879, de ahí su nombre. Es transmitida por contacto sexual sin protección, que es sin el preservativo o condón y constituye la segunda enfermedad más común pasada de una a otra persona por esa vía.

“Clínicamente se detecta por supuración a través del meato uretral (es el pequeño agujero donde termina la uretra y por el que sale la orina), puede o no haber hemorragia uretral y molestias miccionales, con ardor o dificultad al orinar y escozor por debajo del pene. Debemos tener en cuenta que en un cinco o siete por ciento transite de manera asintomática, cuando no se sienten molestias, y resulta muy problemático porque el portador no lo sabe.

“En los hombres los síntomas aparece regularmente a los tres o siete días luego de la infección, con leve molestia uretral, seguida de disuria (dificultad o dolor en la evacuación de la orina) de grado variable y a veces urgencia miccional —cuando el paciente siente deseos de orinar y si no va al baño se orina, no puede evitarlo—. También hay eritema (enrojecimiento), edema (inflamación) del meato urinario y salida de materia purulenta. Puede complicarse con otras afecciones y atendemos con frecuencia las estrecheces uretrales, con tratamientos más invasivos, incluso, puede llegar a la esterilidad”.

¿Y en las mujeres?

—Es diferente, los síntomas salen a la luz entre los siete y 21 días después de la infección, y sienten disuria, descarga vaginal (secreciones por la vagina), algunas debutan con inflamación pélvica y en ocasiones fiebre. Entre el 30 y el 50 por ciento son asintomáticas y eso es un problema, pues el médico llega a ellas cuando su pareja es consultada.

¿Pueden complicarse?

—Cómo no. En algunos casos con diversas afecciones, hasta un proceso inflamatorio pelviano que deja la triste secuela de la infertilidad entre un 10 a un 20 por ciento.

“Si una mujer la padece hay grandes probabilidades de transmitírsela al bebé al momento del parto y en casos raros, por contacto puede contagiarse sin penetración.

“Algo que debe saberse es que las personas, sea cual sea el sexo, pero que mantienen sexo anal son susceptibles a la gonorrea rectal por las mucosas. Causa malestar alrededor del recto, secreción y otras incomodidades que incluyen la necesidad de atención de otros especialistas”.

¿Cómo se reporta a nivel mundial?

—De acuerdo con los datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), son estimados unos 106 millones de casos nuevos en el mundo cada año y a pesar de haber disminuido, continúa una elevada tasa de incidencia.

Sabemos que su transmisión es por la vía sexual, pero ¿hay algunos factores de riesgo dentro de esta posibilidad?

—Fundamentalmente esa es la vía y, por supuesto, hay otros como la edad, como sucede en los menores de 25 años; una previa enfermedad de transmisión sexual; el cambio de parejas, la prostitución, la ausencia de métodos anticonceptivos de barrera, el consumo de drogas, y el pertenecer a estratos socioeconómicos bajos.

Cuando me dice, fundamentalmente, ¿qué se supone pueda suceder?

—Digo así porque puede transmitirse por el sexo oral si la pareja tiene infectada la faringe, ser asintomática y provocar dificultad al tragar. El contacto de los ojos con las secreciones infectadas logra producir la conjuntivitis gonorreica y en algunos casos la úlcera corneal con alto riesgo de ceguera.

¿Cómo y cuándo se diagnostica?

—Se basa en el cuadro clínico, la acción epidemiológica y se confirma con el estudio bacteriológico, que incluye el exudado en ambos sexos.

¿Hay tratamientos efectivos?

—Desde luego; no obstante, nos llegan casos de estrechez uretral, los cuales se quedan así de por vida. Los tratamientos son determinados por los médicos. Se emplean antibióticos específicos a dosis únicas.

¿Qué no debía hacer jamás una persona que sospeche padecer de esta dolencia?

—Nunca apretarse el pene, o como decimos, no ordeñarse. De hacerlo se presenta la uretritis no gonocócica, inespecífica, se traumatiza la uretra, y corresponden a un 40 o 50 por ciento de estas. La no gonocócica está relacionada con otros gérmenes que producen la uretritis por contagio sexual con menor frecuencia y sus factores de riesgo: la adolescencia tardía y primeros años de la tercera década, uso de anticonceptivos orales, en homosexuales y pacientes que requieren de sondas.

“Tiene un período de incubación de una a cinco semanas, aunque puede ser mayor; en el varón con sintomatología escasa y consiste en secreción uretral serosa o mucoide, continua y discontinua, porque aparece en horario de la mañana.

“Mientras en la mujer, la uretritis o cervicitis por Chlamydia trachomatis u otras, suelen ser asintomáticas; sin embargo, la trichomoniasis trae un flujo vaginal amarillo-verdoso, prurito (picazón) y signos de vulvovaginitis.

“La secreción purulenta es muy rara y cuando ocurre ya sospechamos de la gonocócica, eso sí, también trae consigo otras complicaciones como la obstrucción de los conductos por donde viaja el espermatozoide y lleva al varón a la infertilidad. Y en las hembras hay que tener en cuenta la enfermedad pélvica inflamatoria aguda, que influye en las cervicitis (inflamaciones del cuello uterino), y otras, con frecuencia de embarazos ectópicos con estos antecedentes y también va hacia la imposibilidad de concebir sus hijos.

¿Cuál sería el comportamiento efectivo, en la gonocócica y no gonocócica ?

—Es importante que una persona con algunos de los síntomas mencionados acuda a su médico de familia de inmediato, para que reciba el tratamiento adecuado lo antes posible y evitar una serie de complicaciones, a veces irreversibles.

¿Y el tratamiento más seguro?

—La prevención. Hay que educar a nuestros jóvenes para que practiquen relaciones sexuales con protección. Tienen que incorporar en su pensamiento cotidiano el uso del preservativo siempre y no confiarse nunca, porque las personas no traen un sello en la frente que sea indicativo de padecer o no una enfermedad.