CAMAGÜEY.- En demasiadas ocasiones nos acostumbramos a un comportamiento de nuestro organismo y pensamos es normal, precisamente por lo repetido que se manifiesta; sin embargo, estamos ante un riesgo para la salud y no lo sabemos.
Este es el caso del Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS), que consiste en un trastorno del sueño. Antes se le conocía como: Síndrome de Pickwick asociado con la obesidad, y tiene varios semejantes entre estos: Síndrome de apnea del sueño (SAS), Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño (SAHS), Síndrome de hipersomnia y respiración periódica (SHRP), y Síndrome Metabólico síndrome X, al que se le conoce como Z, al añadírsele la apnea.
Conseguí estas definiciones con el Dr. Ismael Ferrer Herrera, Máster en Longevidad Satisfactoria, especialista de Segundo Grado en Medicina Interna, y Profesor Titular y Consultante de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de esta ciudad, quien aseguró que el padecimiento es identificado de esta manera desde hace unos 30 años en el mundo, y sobre todo como factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, y necesita ser más estudiado, por supuesto, con apoyo tecnológico.
—¿A qué se debe este trastorno?
—A episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras la persona afectada duerme, debido a que la vía respiratoria se estrecha, se bloquea o se vuelve flexible. Incluso, solo por ser una persona gorda y tener el cuello gordo al acostarse todo eso va hacia la vía aérea superior y la aplasta. Hay quienes tienen algún defecto y pueden resolver quirúrgicamente, pero otros no, hay que medirle el cuello a la persona y si pasa de las 17 pulgadas, ya es un peligro.
—¿Su definición?
—Como una interrupción temporal de la respiración de más de diez segundos de duración provocando un colapso respiratorio, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien por la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones, y puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del anhídrido carbónico (CO2) en la sangre, y ocasiona un intercambio gaseoso inadecuado, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que sobreviene el siguiente episodio.
“Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta y hay somnolencia nocturna, fatiga, cansancio y queda dormido durante el día dondequiera. Las personas que padecen de esto tienen más posibilidades de hacer infartos cardíacos o cerebrales, e incide en la hipertensión arterial.
“Si tratamos bien los riesgos es una manera de prevenir los eventos cardiovasculares y cerebrovasculaes, que constituyen causas importantes de muerte en el mundo”.
—¿Por qué el ronquido en esas personas?
—Es causado por el aire que trata de escurrirse a través de la vía respiratoria estrecha o bloqueada.
—¿Cuánto pueden durar esas pausas respiratorias?
—De pocos segundos a varios minutos, y normalmente se producen entre cinco y 30 veces por hora, aunque es cierto que la mayoría de las personas sufren breves episodios de apnea mientras duermen.
“Durante el sueño se suceden cinco etapas, la primera y la segunda son de sueño ligero y representan una transición entre la vigilia y el sueño. Aquí suceden la mayoría de las apneas. Resulta muy bueno conocer que cuando disfrutamos de la siesta, que es cuando dormimos en las tardes, no debemos pasarnos del período superficial, o sea, dormir solo 15 o 20 minutos, si entramos en el profundo no nos levantamos bien porque no es suficiente, despertamos con malestares, mal carácter y hasta con dolores de cabeza, motivo de la interrupción de ese sueño profundo. Con una recuperación breve tenemos.
“Durante la tercera y la cuarta se produce el sueño durante el cual la persona descansa.
En la quinta, llega la fase REM (Rapid Eye Movement), por sus siglas en inglés porque es el movimiento rápido de los ojos, y los músculos están totalmente relajados y atónicos, por lo que ocurren las apneas más largas”.
—¿Solo hay un tipo de apnea?
—No, son tres. La obstructiva, provocada por la relajación de los tejidos blandos de la parte posterior de la garganta o por la estrechez de esta, lo cual bloquea el paso del aire. Esto ocasiona fuertes ronquidos, que si se continúan obstruyen completamente la vía y detienen el paso de aire totalmente. Y están la central, debido a una disfunción de los centros respiratorios y la mixta, que son menos comunes.
—¿Cuáles son los defectos anatómicos que pueden llevar a esta dolencia?
—El Retrognatismo de Maxilar Superior, otros en la llamada campanilla, el paladar blando o lengua muy grande que puede retraerse y bloquear la vía respiratoria, el maxilar o la mandíbula muy pequeños, u obstrucción nasal, problemas en las amígdalas y vegetaciones adenoideas grandes en niños, la obesidad y dormir boca arriba.
“Y como mencionamos el cuello o collarín grande —de 17 pulgadas o más en los hombres y 16 pulgadas o más en las mujeres—“.
—¿A quiénes afecta más a los hombres o a las mujeres?
—Con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, en una relación de tres a uno. Se debe a un factor hormonal protector en las mujeres, pero tras la menopausia se equipara la incidencia.
—¿Cómo podemos apreciar su cuadro clínico?
—Somnolencia excesiva durante el día debida a la mala calidad del sueño nocturno, puede padecerse de fatiga crónica y trastornos respiratorios, cardiovasculares,
psicológicos e intelectuales.
—¿Otras consecuencias?
—Un conductor con apnea del sueño tiene una probabilidad de cinco a siete veces más de sufrir un accidente de tránsito. En pacientes que superan un 12 % de la noche con una saturación de oxígeno por debajo de 90 % tienen dos veces más riesgo de padecer cáncer.
—¿Cómo se diagnostica?
—Cuando hay somnolencia, hipersomnia, fatiga, despertares con sensación de asfixia o al menos alguno de los síntomas psicológicos antes descritos y se aplican cuestionarios como el de Berlín, por medio del cual el especialista asegura o no si el sujeto está afectado. Para hacer un diagnóstico correcto se lleva a cabo un estudio del sueño, también llamado polisomnografía o poligrafía cardio-respiratoria, entre otros procederes.
—¿Hay algún tratamiento específico?
—Los estilos de vida son vitales. Evitar el consumo de alcohol y los medicamentos que relajen el sistema nervioso, tales como sedantes, llevar una dieta sana que permita bajar de peso, dejar de fumar.
“También puede recomendarse el uso de almohadas especiales o mecanismos que impidan al paciente dormir de decúbito supino (boca arriba). Hay dispositivos que mantienen la vía aérea abierta, y el quirúrgico con vista a restaurar la vía aérea y la amplían”.