Foto: De la autoraFoto: De la autoraCAMAGÜEY.- Por lo general abordo temas relacionados con alguna enfermedad específica sin la mención de medicamos y sí que estos deben ser recetados por los médicos. Esta vez cambio la tónica, es un tanto sui géneris,  para adentrarme en un mundo que apasiona, más aún al ir de la mano del Dr. Manuel Raíces Pérez-Castañeda, Biólogo, Doctor en Biología Molecular  e investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de la capital.

Él comenzó asegurando que se le llama a la diabetes la pandemia del siglo XXI, situación muy triste que calificó como el daño colateral de la globalización, debido a la extensión de los hábitos de vida muy occidentales en el mundo, también a la Internet, a los canales de televisión, los comerciales…, lo que ha llevado a la humanidad de todos los continentes a adquirir hábitos de vida basados en el mercado, a las comidas que no son necesarias y que conocemos como comida chatarra, a sustituir las actividades físicas al aire libre por la práctica de deportes virtuales en los ordenadores, sumado a las crecientes cargas de estrés que la modernidad obliga a asumir en un mundo cada vez más competitivo y complejo.

—¿Qué relación tiene lo anterior con la diabetes?

—Al unirse todas esas cuestiones y otras, se genera que las personas enfrenten un agotamiento de la capacidad del páncreas a la hora de procesar alimentos y aparezca la diabetes cada vez más.

“En un Congreso en México quedó demostrado en etnias indígenas que se trasladaron a las ciudades y otras que mantenían sus vidas casi nómadas dentro del Amazonas, cuyo cambio había sido geográfico, la prevalencia en personas con diabetes dentro de este mismo grupo era cuatro veces mayor en los citadinos”.

—¿Cuál sería el mensaje?

—No volver a la selva y adquirir hábitos de vida basados en las necesidades y penurias, pero sí mantener una disciplina y alejamiento de aquellas cosas que sabemos provocarán un mal funcionamiento del páncreas, sobre todo, después de los 40 años y tratar de darle una mejor calidad de vida a nuestro cuerpo y también al páncreas mediante comportamientos saludables.

“Debe evadirse esa atención que le presta al comer pizzas, a sentarse en un ordenador a disfrutar de juegos que, además, generan estrés. Mantener esas prácticas es algo similar a darle con un martillo al páncreas que luego nos pasará la cuenta, como decimos en buen cubano, después de los 40 años.

“En el planeta tierra existen alrededor de siete mil millones de seres humanos y pese a que tenemos similitudes no hay dos que seamos iguales, ni siquiera los mellizos que presentan casos muy ligeras o más notables. Unas personas son más resistentes a padecer de diabetes y otras más susceptibles, pero lo importante sucede cuando uno incorpora buenos hábitos de vida en todos los escenarios, es como si nos estuvieran entregando un buen auto y lo único que esperen de uno es que sea un buen conductor.

“Mi cuerpo es mi auto y mi cerebro se convierte en mi chofer y me permite permanecer lejos de aquellas cosas que me ponen en peligro y aceptar hacer un viaje, que lamentablemente va en una sola dirección y es la vida, y que esta sea con una mayor calidad y con condiciones de disfrutarla plenamente”.

—¿En el caso de Cuba?

—No escapa a la situación que mencioné del planeta Tierra, y es interesante cómo a partir de 1991 hasta la actualidad, la cantidad de diabéticos en Cuba creció de unos 200 000 de los once millones de habitantes a un millón de diabéticos en igual cantidad de población, o sea, aumentó prácticamente siete veces y uno se pregunta si somos los mismos cubanos en igual sitio que no se ha movido de lugar, ¿qué cambió?

“Sin dudas, los hábitos de vida y en esto influyen y determinan quienes promueven alimentos que no se necesitan y no son saludables, ya sea desde el sector privado o estatal, y a la vez se venden muy bien, y lo que estamos creando es una bomba de tiempo, porque a pesar de que la Salud Pública aquí es gratuita, debemos tener claro que cuesta, y a nosotros nos preocupa, porque no se trata de desarrollar medicamentos y sistemas que permitan monitorear la calidad de la enfermedad, sino de involucrar a los factores sociales con la inclusión de las familias y sus abuelas que tienen un papel protagónico en la preparación de las meriendas a los nietos y a la hora de malcriarlos y dejarlos jugar ante las computadoras por ratos excesivos.

“Si tomamos conciencia de estas cosas, la curva de incremento de esta dolencia podríamos atenuarla”.

Foto: Tomada de cubadebate.cuFoto: Tomada de cubadebate.cu—¿Cómo calificaría la batalla de la prevención de la diabetes?

—La tenemos perdida por ahora. Todo lo bueno hace daño y es un problema.

—¿Qué hacen los científicos de la Biotecnología en Cuba para paliar esta situación?

—La razón de ser de la Biotecnología, en el caso de la diabetes como ante otras enfermedades, y la industria farmacéutica en nuestro país es llevar calidad de vida y estos sectores están centralizados en BioCubaFarma, que es una organización empresarial con la responsabilidad de suministrar la mayor cantidad de medicamentos del cuadro básico y ofrece las herramientas al sector de la Salud para controlar el metabolismo y un manejo de las complicaciones de la mejor manera de los diabéticos en Cuba, en dependencia de los medicamentos y equipos que necesitan los afectados con vistas a mejorar sus vidas y producirlos nosotros mismos, y así tener soberanía tecnológica y evitar las importaciones.

“En la Biotecnología cubana se produce el glucómetro, las tiras, una insulina luego de negociarse la licencia con una empresa de Dinamarca, y que es de altísima calidad.

“Desarrollamos un producto natural utilizado por muchos cubanos y es el PPG, con la misión de barrer el colesterol acumulado en sangre porque su principio activo se basa en un alcohol extraído de la cera de la caña de azúcar que hace una función de colcha de trapear al moverse por las venas, arrastrar el colesterol, disminuye sus acumulaciones de las arterias y reduce el riesgo de que los diabéticos enfrenten una enfermedad vascular periférica que genera la posibilidad de sufrir de úlceras isquémicas con resultados extremadamente negativos.

“Hemos desarrollado un kit de micro albuminuria con el fin de colocarlos en los centros de atención primaria de salud del país, de manera tal que los diabéticos midan el funcionamiento de sus riñones de manera permanente.

“Lo más importante es que esas herramientas ofrecidas a los diabéticos las utilicen, de lo contrario no estamos haciendo nada”.

—¿Cuál podría ser el Talón de Aquiles de los diabéticos?

—No darse cuenta de que este déficit de producción de insulina del páncreas va a ser para toda la vida. Al principio es asintomático, cree que la maneja bien y lleva una vida normal; sin embargo, dentro de su cuerpo, el azúcar en sus venas por encima de los valores normales crea una toxicidad a la glucosa a nivel celular que termina matando las células, mientras las primeras en morir son las más especializadas, que son las del sistema nervioso.

“Por lo tanto, un diabético que no controla sus niveles de glucosa termina con insensibilidad, sobre todo en sus extremidades, no distingue qué es caliente o qué es frío, utiliza un calzado que no siente si le queda pequeño o grande, incluso, se clava una puntilla y no lo percibe por el daño de tejidos nerviosos a ese nivel, y es importante decir que el diabético lo que padece es un síndrome metabólico porque sufre de varias enfermedades y una de estas es el estado de inflamación crónica mantenido dentro del cuerpo y provoca un déficit de los factores del crecimiento que son moléculas asociadas al proceso de cicatrización y al estar en minorías llevan a lesiones a no cicatrizar”.

—¿Hay alguna complicación temida en los diabéticos?

—La más temida es que amputen alguna de sus extremidades o ambas.

—Aun así, sabemos que un medicamento creado en Cuba y único en el mundo evita, en mucho, esa situación…

—Tenemos el Heberprot-P. Al saber que la situación ocurre por un déficit del factor de crecimiento se incorpora en la lesión directamente a través de una inyección y suple esa falta. Es por eso que se conoce como terapia de reemplazo, propicia como un micro oasis de no diabético dentro de un cuerpo que sí lo es.

—¿Esa terapia de reemplazo está a disposición de todos los afectados?

—Sí. Es bueno destacar que aquí el problema del enfermo es mirado así, como un problema a resolver, y no aprovecharse es el caso de un cliente del que se obtienen ganancias.

—¿Es dolorosa?

—En un tercio de las personas que lo reciben por la neuropatía que presentan, sus pies están anestesiados, incluso, pueden practicarle una amputación menor sin anestesia y no le duele. Y quien sí lo percibe lo sobrelleva como una inyección, siempre a sabiendas de que el beneficio es mayor porque conservará su extremidad.

“De todas maneras se trabaja en nuevos desarrollos que llaman liberación controlada del medicamento, y el reto es lograr que la frecuencia de inyecciones sea menor, y otra vertiente es un proceso con nanovesículas que puedan ir en busca de profundidades del tejido.

“Es bueno saber que estarán disponibles todos estos empeños a partir del 2021, 2022 o 2023”.

—¿Qué sería lo ideal?

—Sin dudarlo siquiera, que esas úlceras fueran evitadas.

—¿Cómo?

—Con el cumplimiento de las indicaciones médicas.

“Este programa es noble, no perfecto y sí perfectible, no se basa en médicos y especialistas sino en que la sociedad toda se vincule. El personal de salud tiene que efectuar las pesquisas activas y sería bueno realizarlas en paralelo con otros programas como el Materno Infantil y el de control de vectores, por ejemplo. Que no falte la pregunta de si hay  en cada domicilio un diabético y luego materializar todo lo que corresponde con él.

“Si hacemos esto estaremos mejorando y haciendo lo que merecemos los cubanos, y es que vivamos mejor a pesar de las dificultades”.

—¿Piensa que los cubanos estamos conscientes de esa bondad?

—No. Esta terapia estuvo aparejada de la capacitación de no pocos profesionales de todos los niveles para aplicarla, se creó un algoritmo de trabajo de que si a la altura del médico de familia está el corazón del problema, y allí el diabético es atendido, orientado y le son revisados sus pies, al menos una vez al mes, si hoy en Cuba las amputaciones se han reducido en cuatro veces, el día que esto se haga como rutina, serán disminuidas tremendamente.

“Debe tenerse muy en cuenta que después de ser mutilada, esa persona sobrevive menos y al ser amputado se deprime y se inmunodeprime y al ser un síndrome metabólico tan agresivo está en manos de que suceda lo peor”.

—¿Un consejo?

—Tratar que no salga la úlcera para lo que se requiere mantener un buen nivel del control metabólico de la diabetes, usar el glucómetro, anotar todo lo que hizo en el día y que mantuvo la glucosa estable e igual lo que propició que se disparara y alejarse de lo que sabe no hace bien, repita lo positivo, viva en buenos pensamientos y verá cómo puede manejarla.

“Algo que el cubano debe incorporar es que nunca se va a sentir solo, hay un Centro Biotecnológico con 22 000 personas pensando en él y en cómo llevar su dolencia”.

—¿Alguna novedad?

—Tener presente que limpiar la casa, salir a comprar alimentos no son ejercicios, más bien son acciones que llevan al estrés. Camine 40 minutos al día y tenga buenos pensamientos.