CAMAGÜEY.- Hoy, el número de mujeres que lactan a sus bebés disminuye considerablemente. Este es un fenómeno relacionado con los nuevos estilos de vida, la incorporación de la mujer al mundo laboral, la gran influencia de la “cultura del teto y el biberón” y las cuestiones estéticas, con la que existen falsos tabúes.

Recuperar el amamantamiento como forma de alimentación en los primeros seis meses de vida es imprescindible, y para ello debemos desterrar una serie de mitos e ideas irracionales y sin fundamento científico que abundan entre la población.

Desde el consumo de bejuco de boniato o maní para el aumento del fluido lácteo, hasta la eliminación de los frijoles o el aguacate de la dieta de las madres por traspasar gases al recién nacido, o la falsa idea de que con otros alimentos será mayor el crecimiento de los infantes.

Para despejar muchas de estas interrogantes acudimos a la doctora, Especialista en Primer Grado en Pediatría, Jacquelin Ponce de León, Máster en atención integral al niño y coordinadora del programa de Lactancia Materna en la provincia.

—¿Cuáles son los principales beneficios de la lactancia exclusiva para las madres y sus pequeños?

—Muchas son las ventajas que proporciona la lactancia materna exclusiva hasta los primeros seis meses de vida, para empezar permite una vínculo afectivo entre el niño y su progenitora, una unión especial.

“En el caso de las madres en específico, ayuda en la recuperación de los órganos que estuvieron presentes en la formación del feto, como el útero, por ejemplo, que se reduce durante este proceso, así como un menor sangrado postparto, acelera la recuperación del peso, porque ayuda a perder la grasa ganada durante el embarazo y previene el cáncer de mamas y ovario, fortalece de igual forma la autoestima materna y la satisfacción emocional.

“Para los bebés es de suma importancia, en primer lugar porque es una leche natural que proviene del propio ser humano.

“La leche materna es el único alimento capaz de satisfacer todas la necesidades nutricionales durante los primeros seis meses.

“Confiere mayor protección inmunológica, pues el bebé no va a producir por sí mismo anticuerpos que le protejan frente a infecciones y contaminaciones hasta la cuarta o sexta semana, reduce la frecuencia y gravedad de infecciones diarreicas, respiratorias y de trastornos alérgicos, y facilita el desarrollo psicomotor y patrones afectivos-emocionales más adecuados.

“Contribuye al desarrollo dentomaxilar y facial, previene la aparición de caries dentales, los trastornos de mala oclusión y malformaciones faciales.

“Además, hay evidencia científica en relación con que la lactancia materna disminuye el riesgo de desarrollo de la diabetes mellitus tipo 1, obesidad y otras enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida".

—¿Por qué no es recomendable reforzar la dieta en el primer trimestre de los recién nacidos?

—El organismo de los bebés no está preparado fisiológicamente aún para recibir otros alimentos, resulta imprescindible evitar altas cargas renales de solutos ocasionados por el consumo de dietas inadecuadas.

“Debido a la inmadurez renal, en su primer trimestre de vida el niño es incapaz de contener la orina, lo que hace que presente un alto riesgo de deshidratación hipertónica, cuando la dieta es rica en proteínas y minerales.

“En especial, la leche de vaca no adaptada es inadecuada para los lactantes, entre otros problemas, comparada con la leche humana tiene una excesiva concentración de proteínas, calcio, fósforo y sodio. Por otro lado, es insuficiente en la cantidad de hierro, zinc, ácidos grasos esenciales y vitaminas como la C, D y E. Además, el riñón de estos tiene una baja capacidad de acidificación, por lo cual una ingesta alta de proteínas puede causar una acidosis metabólica”.

—¿ Cuándo y cómo se deben incorporar otros alimentos a la dieta de los menores?

—La ocasión óptima para iniciar la alimentación complementaria es a partir de los seis meses de edad, cuando se ha logrado un desarrollo adecuado de la función digestiva, renal y de la maduración neurológica. Aparecen de igual forma los movimientos masticatorios de ascenso y descenso de la mandíbula que posibilitan el consumo de alimentos sólidos, independientemente de la presencia de los dientes. A esta edad también adquieren la capacidad de expresar su deseo de alimento, abriendo la boca e inclinándose hacia adelante.

“Dentro de esta lactancia no exclusiva, que se extiende hasta los dos años, hay reglas de oro —así le llamamos los pediatras—, por ejemplo:  los alimentos se introducen paulatinamente, no todos a la vez, hay que dar un período de tres días aproximadamente entre uno y otro; además, es necesario evitar los biberones, usar cucharitas, aun cuando en ocasiones las madres tienen temor, pero sobre todo hay que cumplir con las orientaciones que dictamine el médico, porque cada niño puede tener características o patologías diferentes”.

—¿ Cuáles son las enfermedades más comunes en las madres durante el período de lactancia?

—La mastitis, que es una inflamación de la mama que se produce por una mala técnica, la humedad en los pezones, por el uso de sustancias irritantes como jabón, cremas, pomadas y desinfectantes.

“Aparece entonces la ingurgitación mamaria, esta suele aparecer entre los días segundo y quinto tras el parto. Es más frecuente en los bebés que no se han puesto a mamar desde el nacimiento o lo han hecho muy poco. La mujer suele presentar pechos muy congestionados, tensos y dolorosos, y en ocasiones aparece febrícula o fiebre.

“De igual forma puede surgir una obstrucción de los conductos, que pasa si la leche no fluye bien, se nota un “bulto” en el pecho que causa sensación de dureza, tirantez y dolor.

“Por lo regular aparecen fiebres elevadas y sintomatología  gripal, y suele afectar un solo pecho; esto se debe consultar al médico y combatirlas suministrando a la paciente tratamiento antibiótico. En estos casos no se debe lactar al infante”.

—¿Cómo evitar dichos trastornos de las lactantes?

—Es fundamental una postura correcta, confort para la madre y para el bebé, sentarse cómoda con la espalda apoyada, colocar los pies sobre un pequeño banquito, si así lo prefiere o quizá utilizar una almohada, sostener la mama con la mano en forma de “C” con los cuatro dedos por debajo y el pulgar por encima.

“Lograr una alimentación frecuente del bebé en aras de conseguir el vaciado del pecho, aplicar calor local con compresas calientes, además de masajes suaves para facilitar el reflejo de bajada y en ocasiones extraer la leche manualmente hasta que la areola esté menos tensa y el niño pueda tener un mejor agarre”.

—¿Qué es la agalctea?

—La agalactea no es más que la ausencia de leche en las mamas, aunque abundan falsos conceptos de que la madre no presente este fluido, puesto que hay mujeres que en las primeras 48 horas que no han logrado que la secreción baje o es muy escasa.

“Para que la madre desencadene los mecanismos que condicionan la producción y eyección de la leche, necesita de determinadas hormonas como la oxitocina y la prolactina, que pueden estar influidas por su estado de ánimo.

“Asimismo el reflejo inconsciente de los bebés al succionar las mamas es lo que hace que aumente la cantidad de esta secreción, es un mecanismo fisiológico, mientras más leche tome, más tendrá la mamá, acompañado de una dieta balanceada y con elevadas cantidades de proteínas y azúcares”.

—¿Por qué no se recomienda que otras madres lacten a los recién nacidos?

—No es lo más oportuno, puesto que hay enfermedades maternas que se pueden transmitir por el fluido como el VIH y las hepatitis B y C, pero en nuestro país todas las gestantes están estudiadas con altos cuidados y atención prenatal, por lo que se sabe quién pudiera tener una enfermedad u otra.

“Nosotros también tenemos la dicha de contar con un banco de leche natural en el hospital materno Ana Batancourt de Mora, esto permite sustituir la leche artificial que se le daba a esos niños que tenían patologías que no permitían que recibieran la lactancia materna, o que sus madres estaban imposibilitadas de lactarlos”.

Organizaciones como la OMS, la Unicef y el propio Gobierno cubano realizan innumerables esfuerzos para proteger la salud infantil. Preparar a las familias y hacerlas partícipes de este período de vida es fundamental.

Dejar atrás los tabúes y mejorar los patrones alimenticios asegurará un desarrollo mayor de los infantes.