CAMAGÜEY.- Para adentrarnos en el mundo de las enfermedades cerebrovasculares acudimos al Dr. Aquiles Rodríguez López, especialista de Segundo Grado en Medicina Interna y Profesor Auxiliar del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad, quien aseguró que estos padecimientos son un verdadero problema de salud en Cuba y en otros países.

El también Máster en Enfermedades Infecciosas y en Educación Superior, puntualizó en que su importancia radica no solo en la elevada mortalidad que provocan, sino igual por el grado de discapacidad que muchas veces dejan como secuelas.

¿Solo hay un modo de manifestación de este padecimiento?

—No. Se clasifican en dos grandes tipos, en las isquémicas, que son los llamados infartos cerebrales producidos por la oclusión de un vaso arterial que se queda sin riego sanguíneo en una zona del encéfalo y las neuronas de allí mueren; y las hemorrágicas ocurridas por rupturas vasculares, entre estas las llamadas subaracnoideas, que es cuando la sangre va por fuera del cerebro y la intracerebral, al quedar los coágulos de sangre dentro de la masa encefálica.

“Las subaracnoideas se ven más en las personas jóvenes porque son asociadas muchas veces a anomalías vasculares como el aneurisma y siempre que aparece hay que buscar si hay aneurisma y al detectarla se interviene neuroquirúrgicamente y no corre el riesgo de que haya una recidiva, mientras las hemorrágicas intracerebrales tienen como causa más frecuente la hipertensión arterial”.

¿Puede mencionar el comportamiento de la letalidad?

—Desde luego, ese es un término hospitalario y es elevada, se registra entre un 20 y un 30 % de los casos y me refiero a investigaciones mundiales, y las más graves son las hemorrágicas, en estas la mortalidad es muy superior, pero afortunadamente en el orden de frecuencia las isquémicas son los que más abundan.

¿Cuál sería la incidencia del total de los casos reportados?

—Entre el 75 al 80 % son isquémicas y del 20 al 25 % hemorrágicas, y me refiero a datos generales, no quiere decir que sean los de nuestro hospital, porque nos da una idea de la trascendencia de estas enfermedades y de la mortalidad.

Mencione los síntomas.

—Debe sospecharse de una enfermedad cerebrovascular ante un cuadro agudo, brusco en alguien que estaba bien y comienza a perder alguna de las funciones neurológicas. Por ejemplo, si es un infarto la función neurológica que desempeñaba esa zona se pierde y se traduce en un síntoma neurológico, el más común es la pérdida de la fuerza muscular y el de un hemicuerpo, o sea, brazo y pierna de un lado, o de brazo y miembro inferior por separado y puede acompañarse de parálisis facial, y también otros de acuerdo con la zona afectada.

“Un lenguaje disártrico, o enredado como se dice de manera popular, o la pérdida de la sensibilidad de una zona del cuerpo, de uno de los miembros superiores o inferiores, o pueden coincidir varios de los síntomas señalados, sin olvidar que hay quienes sufren de pérdida del campo visual. Es muy variada y en dependencia del área alterada.

“En la hemorrágica se suceden síntomas semejantes, aunque la subaracnoidea no, sino que se expresa por dolor de cabeza intenso, sin antecedentes de migrañas ni de otras cefaleas”.

¿Qué hacer ante alguno de esos indicios?

—Siempre acudir al médico y requieren de ingreso por su gravedad. En nuestro hospital contamos con las unidades de cuidados progresivos, las de cuidados intensivos e intermedios, y los menos complicados van a la de Ictus, que es sinónimo de apoplejía y de accidente vascular encefálico.

¿Influye el sexo?

—De manera interesante. Antes de los 60 o 65 años es más frecuente en los varones; sin embargo, pasadas esas edades el número de mujeres aumenta y tiende a equilibrarse con el hombre por la pérdida de la protección estrogénica debido a la menopausia y la hace vulnerable a estas dolencias y a las cardiovasculares.

¿Y la raza?

—En algunas naciones se habla del factor étnico; no obstante, en Cuba no tiene valor porque su población es mezclada.

¿Hay factores de riesgo?

—Se ha incrementado a nivel mundial asociado a un fenómeno que sucede igual en Cuba, que es el envejecimiento poblacional. Son las personas de la tercera edad las más afectadas, con algunas excepciones como mencioné antes.

¿Encontramos factores de riesgo modificables?

—Desde luego, y el más importante es la hipertensión arterial, de ahí la importancia de prevenirla, y si la padece mantenerla controlada, también la diabetes mellitus, el hábito de fumar, la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol.

¿Y como protectores?

—Los hábitos dietéticos adecuados, las dietas bajas de sodio, las ricas en frutas y vegetales, utilizar las grasas de origen vegetal, y evitar el sedentarismo.

¿Qué es lo más importante?

—La prevención, porque al instalarse la alta letalidad no puede evitarse en muchas ocasiones, o las discapacidades. Estas son las enfermedades de más alto costo en el mundo, no solo por los representados en salud por la atención médica, sino también por seguridad social debido a las discapacidades permanentes, como las dificultades motoras, o sea, parálisis de extremidades que limitan la actividad del individuo y es la segunda causa de demencia después del Alzheimer, por lo tanto esa es otra discapacidad, aunque mental, más el cuidado familiar que requiere.

“Incluso, el fallecimiento no ocurre siempre por la afección en sí misma, y más bien por las complicaciones del encamamiento, como son: las infecciones respiratorias, aparecen las úlceras por presión, conocidas como escaras y llevan a la muerte más que la propia enfermedad”.

¿Otra recomendación?

—Para quien la padece que se acoja a la rehabilitación indicada, y aquí no se requiere de que sea hospitalaria porque en todas las áreas de Salud hay un centro de rehabilitación, y con este proceder se logran recuperaciones importantes de déficit neurológicos.

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