El camagüeyano, en todos las épocas, se ha preciado de existir en una región conocida por el cultivo de las artes. Desde el célebre Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, la pintura de Fidelio Ponce de León hasta la función de la compañía de ballet, del territorio, conforman el universo que fortalece por dentro. Si de todas las etapas hablamos, y a buenos cubanos nos referimos, es preciso nombrar el eleve espiritual, ocasionado por ese ámbito, en El Mayor, Ignacio Agramonte Loynaz.