Quince días después de que se apagara la llama olímpica, y a las puertas de los Juegos Paralímpicos, las madrugadas en las que viajamos a la capital japonesa siguen recordándose como un bálsamo. Al lema olímpico de más rápidos, más altos, más fuertes, la delegación cubana, la más pequeña desde Tokio 1964 le agregó sacrificio, amor y compromiso con su gente.