Yurieski Basulto Díaz vino a vivir a esta ciudad atraído por un amor. Dejó atrás a Mola, poblado de Sibanicú y aquí lo atraparon, además del olor a mar, los sueños de hacer. Hoy viste una bata verde símbolo de higiene, pues cambió el oficio de soldador por el de elaborador saborista.