“En un mortero, y por iguales partes / colóquese porción de todos los oficios, profesiones, / industrias, comercios, religiones, artes./ Se agregan a montón indiscreciones, sentimientos, audacias, hidalguías / virtudes, vicios, llantos, alegrías, / un celemín de natural talento:/ y agregados otras cuantas fruslerías / se pone a cocinar a fuego lento. / Se le hace hervir el tiempo que resista, / por un tamiz de ingratitud se pasa / y se deja secar. ¡Esa es la masa / con que suele hacerse un periodista! / Bueno es tener presente, si proceder se quiere con esmero / y una masa obtener sobresaliente, ./ que en el dicho mortero / de todo puede haber, menos dinero”.