A Dorian le encanta dibujar. Desde pequeño las hojas y los colores lo han hecho sentirse cómodo, seguro. En casa, mamá guarda “un millón” de cajas con su arte; en la escuela, la instructora de plástica Aliet colecciona sus pinturas. A pesar de una notable timidez, el trastorno del espectro autista no le ha quitado a este niño ni lo cariñoso ni lo creador.