Como los tipos duros de las películas, Heiner Heredia Roldán me dijo, rápido e imperturbable, que ninguno de sus 12 árboles recibió daños del ciclón Irma. “Ese día, la casuarina, el júcaro, la ceiba y la uva caleta durmieron tranquilas, sin ningún problema, bajo el techo de mi casa”.