CAMAGÜEY.- La contundente barrida propinada a Ciego de Ávila en el comienzo de esta Serie Nacional de Béisbol Sub-23 lo dice todo: los muchachos del internacional Luis Ulacia tienen grandes planes y el talento suficiente como para convertirlos en realidad.

El tiempo dirá si lo consiguen, pero por lo pronto cualquier combinación clasificatoria pensada desde este lado de la Isla debe tenerlos en cuenta, sobre todo por la valía de su staff.

Los números lo confirman. En cuatro salidas Góngora, Yariel Rodríguez y compañía permitieron solo dos carreras sucias y pobre average rival de .150 (18 hits en 120 veces al bate); el descontrol –esa inevitable “compañera” de tantos de nuestros serpentineros– esta vez no pudo mostrar su oreja peluda, pues se promedió a casi un ponche por entrada (31 en total) y tres boletos por juego. Tal grado de efectividad tuvo adecuados complementos a la defensa (.993, primeros) y madero en ristre (.314, terceros del escalafón general)

Para Luis Ulacia no puede haber noticia mejor, salvo aquellas que lleguen anunciando el cupo semifinalista o la aparición de una alineación ofensiva que decida los juegos difíciles a fuerza de muñecas. En tanto llegan, vale quedarse con la buena labor de los muchachos de la colina de los suspiros, y de figuras como Leonel Segura (average de .429), Leonel Moa hijo (.417) y un Yasser Quesada que mucho puede aportar, tanto al bate como defendiendo el campo corto (.385, a la defensa: .933).

Aunque es pronto para lanzar campanas a vuelo, vale corroborar lo que sobre el terreno ellos ya han demostrado: 2017 puede ser un buen año.