CAMAGÜEY.- Aunque ellas son solo 62, rinden por los 169 hombres que conforman el resto de la plantilla de la fábrica de quesos La Vaquita. Al frente de este matriarcado, la ingeniera química Damara Monteagudo Cervantes asegura que “si hoy las mujeres pueden dirigir es gracias a la Revolución, que las empoderó; a Fidel, quien desde la Sierra, cuando algunos resultaron reacios a la idea, creó el pelotón de las Marianas.

“Las mujeres somos administradoras por naturaleza; en el hogar recae sobre nosotras la responsabilidad de llevar las cuentas; aun cuando el hombre busque las cosas, nos toca distribuirlas a nosotras. Y aunque por allí quedan sus machistas, la mayoría de los hombres cubanos han sido formados en una sociedad que reconoce el papel de la mujer, y eso se revierte en respeto y admiración. Me siento muy cómoda con mis compañeros por su caballerosidad, y aunque ellos sean más, el protagonismo es de chicos y chicas.

“Para mí el día no alcanza, estoy varias horas en el trabajo y al llegar a casa hay una familia esperando por ti. Te das cuenta de que nunca es suficiente el tiempo para llevar las dos cosas, hay semanas en la que nos vemos por raticos. En mi caso tengo una madre excepcional que es quien me cubre la retaguardia.

“Siempre persigo un objetivo primordial, exigir por la responsabilidad que me fue encargada como directora de esta fábrica, busco siempre que todos cumplamos con el deber y tengo presente la función educativa de nuestro trabajo, cuando me toca regañar a alguien lo hago siempre por el aquello de que aprenda.

“Las mujeres tenemos un sexto sentido, que en mi visión viene dado por el sentimiento maternal, por lo que estamos un tanto más preparadas para entregarnos en cuerpo y alma a la tarea, somos muy organizadas, por eso se nos está llamando, cada vez más, a asumir responsabilidades”.

La ingeniera, casi al final, en broma, reveló la fórmula para dirigir a los hombres. “A ellos solo hay que hacerles creer que son los que mandan”.