Elementos impredecibles e imprecisiones de última hora contribuyeron a que el factor sorpresa, determinante en el asalto a la guarnición militar más importante de la entonces provincia de Oriente, situada en Santiago de Cuba, a más de 900 kilómetros de la capital cubana, no funcionara, y permitieron que la superioridad numérica y mejor armamento de los soldados del cuartel se impusiera con extrema ferocidad, cumpliendo la orden del tirano de que por cada militar de la dictadura caído  se asesinaran a 10 de los asaltantes.

Así, con incomparable valentía y generosidad patriótica, durante el 26 de julio de 1953, tanto en Santiago de Cuba como en Bayamo, preciosas vidas de la llamada Generación del Centenario, titulada de esta manera en homenaje a los cien años del nacimiento del Héroe Nacional José Martí, se ofrendaron para redimir la patria, ofendida y humillada por la bota militar, tan de moda en América Latina en aquella época.

Aquel 26 de julio los cubanos se pusieron de pie para ya no doblar jamás la rodilla en gesto de genuflexión o rendición y desde el mismo juicio contra los asaltantes, Fidel enarboló el programa del Moncada en su autodefensa, que conduciría, después de la prisión fecunda a que fueron condenados, al desembarco de los expedicionarios del yate Granma el 2 de diciembre de l956, organizados en México, y al surgimiento del Ejército Rebelde en las montañas de la Sierra Maestra, y las organizaciones clandestinas en las ciudades, cuyas fuerzas se extenderían por todo el país, hasta derrotar la dictadura en sangrienta lucha el 1ro. de enero de 1959.

La semilla plantada hace 62 años en Cuba se convirtió en frondoso árbol que cobijó las ideas revolucionarias y antiimperialistas para extenderlas por todo el Continente en combate frontal por la soberanía y la independencia de nuestros pueblos y hoy vemos como florecen en la región en procesos antineoliberales e integracionistas.

Con una obra social, económica y política que defender, los cubanos rendimos tributo a aquellos que un día se lanzaron al asalto del futuro de la Patria, para redimirla y enaltecerla y no olvidaremos jamás el sacrifico de sus vidas y de todos los que la ofrendaron a lo largo de esta lucha, para que el pueblo alcance el bienestar material y espiritual que se merece.

Hoy, la historia que comenzamos a escribir hace casi dos siglos en La Demajagua, con el grito de independencia y la liberación de los esclavos por nuestros mambises, nos sorprende andando nuevos senderos con la actualización del modelo económico que nos hemos propuesto y dialogando con el vecino Estados Unidos, sobre bases de igualdad y respeto mutuo, para convivir civilizadamente, después de décadas de relaciones hostiles entre ambas naciones.

A 62 años de aquella epopeya y de la etapa de construcción socialista, no menos heroica que le precedió, nos congratulamos y enorgullecemos de tener el mismo jefe histórico, Fidel Castro Ruz, que organizó y ejecutó la acción del 26 de julio y comandó la guerra libertaria  y que aún, con la sabiduría de sus años y el vigor de su mente, traza, junto a su hermano Raúl, también combatiente del Moncada, guerrillero y estadista, el nuevo asalto al futuro mediante un socialismo próspero y sustentable.

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