El Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, dirigió palabras de bienvenida al Sumo Pontífice y le presentó a los allí reunidos: “religiosos y religiosas, personas consagradas, cubanos y de distintas nacionalidades, misioneros que sirven con amor y devoción a nuestra iglesia y nuestro pueblo”.

Al igual que en cada momento desde su llegada a Cuba, el Papa recibió en su recorrido desde el Palacio de la Revolución el cariño y admiración de los creyentes y no creyentes. Hizo una parada no prevista en la Iglesia de la calle Reina, Parroquia del Sagrado del Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola, y saludó al Superior de la compañía de Jesús (jesuitas) en Cuba, a niños y enfermos.

Desde allí y hasta la Catedral otros miles de cubanos lo vitorearon, al igual que a su llegada a esta última, donde saludó a los fotorreporteros apostados en el lugar y parado en el frente de la Catedral a los reunidos en la Plaza.

Antes del inicio de la Plegaria de las Vísperas, que se desarrolla en este momento, bendijo al párroco de la Iglesia y saludó a las decenas de sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas reunidos en el interior de la Catedral.

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