Cuba es un pueblo de fe profunda, de una tradición religiosa que se ha construido desde la cotidianidad. Entonces, quizás por ello, haya sido destino de Juan Pablo II y Benedicto XVI, y lo será, dentro de pocas horas, del ya esperado Francisco.

Con el esmero de un recibimiento deseado, el Estado se ha preparado y lo ha preparado. No ha quedado nadie fuera, porque incluso las autoridades de otras religiones se han sumado.

La llegada del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica ha suscitado entusiasmo más allá de los feligreses; es este un fenómeno de credos pero también histórico, político y cultural.

El papado de Francisco ha superado la imagen de la Iglesia arrastrada por siglos: una pequeña teocracia de hombres distantes de la vida de la gente común. El otrora cardenal Bergoglio es un Pontífice más preocupado por acercar la doctrina eclesiástica a lo terrenal, a fin de cuentas es esta la encomienda de Dios. Y así lo confirmó en la noche de este 17 de septiembre a través de su video mensaje para los cubanos: Jesús los quiere muchísimo, Jesús los quiere en serio.

Su condición no disiente de la obra humana, de los problemas de las naciones, solo haber seguido sus palabras y acciones en Ecuador, Bolivia y Paraguay en julio pasado lo prueban. Es un hombre abierto a la comunicación con el mundo; sabe que la Iglesia es un medio y no un fin, es un medio para el bienestar de los pueblos y la convivencia pacífica entre las naciones.


Francisco viene a Cuba y luego va a Estados Unidos en un contexto regional importante no solo para los dos países, sino también para toda América Latina. El continente vive en la actualidad procesos de diálogo y de cohesión, de hermandad, y él los ha apoyado. En el caso nuestro es reconocible la influencia ejercida por Francisco en las negociaciones y restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y la Mayor de las Antillas.

Cuba está expectante pero tranquila y alegre, confiada. Francisco profundizará, sin dudas, las relaciones Iglesia-Estado, Cuba-Vaticano. Pero, ¿cuál será el mensaje de Francisco para los cubanos durante su estancia aquí?, ¿qué dirá de Cuba luego al mundo? No obstante, una certeza si hay y es que su viaje es asistido por la providencia: Francisco desde este 19 de septiembre se quedará más cerca de los cubanos: su elección fue un día 13 del tercer mes del 2 013 y la suya es la tercera visita de un Papa a Cuba. Algo bueno y hermoso nos espera.

Camagüey, ciudad de las iglesias y de visceral religiosidad, se quedará con los deseos de acoger y mostrar respeto al primer Papa de origen americano en muchos años, al Misionero de la Misericordia, al hombre humilde que irá al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre como un peregrino más, como un hijo que está ansiando llegar a la casa de la madre, a ese que le confía su viaje a la Patrona de Cuba y a todos los cubanos. Pero no importa en qué ciudades ofrecerá sus misas. Más allá de sus palabras, las dichas y las por decir, ya Francisco nos dijo mucho.

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